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Solo para fisgones

Cuatro rutas guiadas de la empresa cultural Alminar descubrirán a los participantes, durante las próximas cuatro semanas, los secretos ocultos tras los lugares más conocidos de la ciudad.

el 16 ene 2014 / 11:35 h.

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fisgonesCuando parecía que ya se sabía todo sobre Sevilla, la empresa de actividades culturales Alminar lanza un curso práctico a base de visitas guiadas para redescubrir la ciudad a sus vecinos. Será durante las cuatro próximas semanas, y versará sobre un tema tan ambiguo, sugerente y sevillano como es la curiosidad. Hombre muy viajado y muy de pegar la oreja (como buen escritor y diplomático que era), Eça de Queiroz decía que la curiosidad es un impulso humano que oscila entre lo grosero y lo sublime, que lleva a escuchar detrás de las puertas o a descubrir América. Sevilla, que ya hizo lo segundo, intenta ahora lo primero: esa entrañable ordinariez del fisgoneo, con la esperanza de seguir maravillándose de sí misma. “Normalmente, cada vez que organizamos alguna ruta cultural por la ciudad, la gente sale muy sorprendida”, dice el responsable de Alminar, Daniel Antón. “Le fascina enterarse de los detalles ocultos de esos sitios por los que pasa a diario”. De eso trata este curso, consistente en cuatro viajes; cuatro itinerarios en busca de la sorpresa de lo ya visto. Se recorrerán en las tardes de los días 23 y 29 de enero y las del 6 y 12 de febrero, siempre de 18 a 19.30 horas aproximadamente, y cada uno de ellos girará alrededor de un lema: Sevilla y sus cruces, Plazas con historia, El jardín y la capilla y Una Sevilla de cine. Para apuntarse, hay que mandar un correo electrónico a info@alminar.net. El curso completo (con dossier incluido de todo lo que se haya visto) cuesta 35 euros. Las visitas sueltas salen a 10 euros, previa reserva. Calcule cada cual si es caro o barato, tratándose de “descubrir la historia que hay detrás de la historia, detrás de cada lugar”, según Antón. Como es natural, el informante no ha querido revelar todos los secretos de estas rutas, reservándose lo más singular para quienes las recorran, pero sí ha adelantado varias perlas que dan la medida del interés que tiene el asunto. Por ejemplo, en la primera ruta, la de las cruces, se explicará que la de la Cerrajería estuvo hasta comienzos del siglo XIX en el delta de Sierpes esquina con Rioja (donde el quiosco). Y que quizá de ahí le viene el nombre a la calle, pues cualquiera que se haya fijado en la emblemática pieza de hierro negro habrá podido ver los dragones (sierpes) que la decoran. El porqué del nombre de la Cruz del Juramento, junto al Archivo de Indias. Por qué hay capillas callejeras. Dónde estaba la Fábrica de Tabacos antes de ocupar la augusta mole de la calle San Fernando. En qué lugar, casi pared con pared con el Alcázar, hay un despampanante jardín andalusí. Por qué los productores del celebérrimo largometraje Lawrence de Arabia eligieron Sevilla para el rodaje de la película, más allá de sus monumentos. Estas son las cosas de las que uno se entera si pega la oreja a Sevilla. Tras las muchas rutas emprendidas por Sevilla en los últimos años, Alminar ha hecho recuento de anécdotas. Daniel Antón recuerda una especialmente espeluznante de cuando se hacían las visitas nocturnas de verano, en pos de los misterios. “Era una ruta sobre los fantasmas de la ciudad y acabamos en la Facultad de Bellas Artes. Se explicó todo lo que se decía que sucedía allí y casi al finalizar intervino uno de los asistentes. Al parecer, este hombre era limpiador de aquel edificio y él daba fe de todo lo que sucedía allí y se había contado. Decía que él mismo había sentido, por ejemplo, los cambios bruscos de temperatura”, que es, según dicen los aficionados al asunto de las fantasmagorías, una de las peculiaridades clásicas de los lugares encantados, “y que él había sido uno de los que había pedido no volver a trabajar en el turno de noche”. También les sucedió una vez, visitando la Sevilla regionalista de Aníbal González y Juan Talavera, que un hombre muy mayor que iba en el grupo “intervino diciendo que él había conocido personalmente a este arquitecto porque fue íntimo amigo de su padre. Este hombre daba fe de todo lo que se había dicho en la ruta sobre la personalidad de Talavera, que era muy serio y estricto. Claro, todo el mundo, empezando por la monitora, quedó impactado porque era historia viva”. Es la Sevilla de los descubrimientos, que no decae. Lo mismo descubre un mundo que hace un mundo de lo que descubre. Y encima paseando, con lo sano que eso es.

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