Cofradías

Sonó ‘Virgen de las Aguas’ y pasó lo que no se quería

La joven cofradía se refugió en El Salvador y regresará el domingo.
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el 29 mar 2010 / 15:10 h.

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El palio de la Virgen del Rosario dejaba su iglesia pasado el mediodía a los sones de Virgen de las Aguas y, mire usted por dónde, sin quererlo, la composición, todo un clásico interpretada por la Cruz Roja, se convirtió en un mal augurio.

Una hora después, sobre las 13.30, caían las primeras gotas y, sin solución de continuidad, un aguacero de ésos que cortan los cuerpos.

El molesto viento que soplaba aceleró la descarga de las pobladas y amenazantes nubes, que no tuvieron piedad ni con el público -"¿dónde están los chinos que venden sillitas a ver si llevan también paraguas?", era la frase del momento junto al resoplido del "¡uff, qué pena!"- ni con un misterio que estrenaba el dorado de su canastilla, con lo delicado y costoso que es el pan de oro.

La cofradía, que por tercer año ponía rumbo maratoniano a la Catedral (trece horas y media emplean entre ida y vuelta), dio un ejemplo de compostura pese a su juventud y, ante la imposibilidad de que cupiera su primer paso en San Benito o San Esteban, templos que se ofrecieron de inmediato, se dio la orden de acelerar para alcanzar ese otro refugiapasos que es El Salvador, junto a la Anunciación y la Magdalena.

En la colegial, con los pasos ya a buen recaudo y calmada la tensión de los duros momentos vividos, se desparramó la emoción. Los costaleros cantaron entre lágrimas el estribillo de la marcha ¡Dios te salve, Rosario!, estrenada en la salida del palio y compuesta por Pascual González y David Hurtado. Y los padres fueron pasando a recoger a la nerviosa chiquillería.

Antes, el hermano mayor del Polígono, Manuel Márquez, con un nudo en la garganta, tomó el micrófono para aclarar que la cofradía "ya ha hecho su estación de penitencia por este año, por lo que el Domingo de Resurrección, a las cinco de la tarde, regresaremos a casa".

Ya no habrá túnicas, sino trajes oscuros, pero sí bandas, por lo que en una tarde tan taurina los cofrades más jartibles tendrán una propina, la que acostumbra a dejar la lluvia cuando se sale y ésta sorprende a una cofradía en un itinerario avanzado.

El barrio, que ayer era todo una fiesta, aguarda ya al Señor Cautivo y Rescatado y a la Virgen del Rosario.

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