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«Soy socialista, sí, pero las ideas en las que trabajo superan la ideología»

No tiene miedo a decir lo que piensa. Lidera Unión, Progreso y Democracia, un nuevo proyecto nacido tras la decepción que la impulsó a abandonar el PSOE. (Foto: Gregorio Barrera)

el 14 sep 2009 / 20:40 h.

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-Más de 30 años en las filas del PSOE. ¿No siente nostalgia?

-Nostalgia, no. Me afilié para defender la libertad y la democracia. Cuando llegué a la conclusión de que el partido había renunciado a defender estas ideas, me fui. No porque me empujaran o porque me trataran mal que, por cierto, me empujaron y me trataron mal. Pero no me fui por eso. También me tratan mal en Euskadi y sigo allí. Me costó dejar el PSOE porque para mí ha sido, más que una cuestión ideológica, una opción de vida.

-¿Fue su presencia en las manifestaciones de la AVT el principio del fin?

-He ido a varias. Pero la cosa no es anecdótica. Durante esta legislatura, el PSOE ha roto todos los pactos de Estado. Ha negociado el modelo territorial con partidos que no creen en el Estado. Ha pactado la política antiterrorista con partidos que no quieren derrotar a ETA. El PSOE se ha muerto como organización política activa con capacidad para regenerar la democracia. Esto es lo que me ha pasado, llegar a esta triste convicción.

-Tras toda una vida socialista, ahora lidera un partido de centro. ¿No es contradictorio?

-Unión, Progreso y Democracia no es de centro, es transversal. Yo soy socialista, sí, pero las ideas en las que siempre he trabajado superan la ideología. Si yo pudiera discutir con María San Gil de política ambiental, empleo o vivienda, no estaríamos de acuerdo. Pero ella y yo miramos debajo del coche por la mañana. Me afilié al PSOE cuando era marxista. Pero lo sustancial era que vertebraba España, tenía sentido de Estado.

-La lucha antiterrorista ha sido su obsesión. ¿Es un compromiso de vasca, de víctima, de política o de española?

-No soy víctima en el sentido clásico. Lo soy como todos los vascos, porque no tenemos libertad. Defiendo la derrota de ETA como compromiso democrático de ciudadana, no porque viva allí. Ojalá no hiciera falta vivir en el País Vasco para sentir que ETA no es un problema de los vascos, sino de la democracia europea. Todos tenemos la obligación democrática de terminar con el terrorismo, o él terminará con nosotros.

-Ha calificado de "fracasada" la legislatura de Zapatero. ¿Cómo ve la oposición de Rajoy?

-Yo no tengo que juzgar a nadie. Pero si me preguntan, la política la hace el Gobierno. La oposición tampoco parece hacerlo muy bien, porque con el fracaso de la política de Zapatero, lo sorprendente es que el PP no le saque ya diez puntos en las encuestas, es algo verdaderamente misterioso.

-Su padre fue condenado a muerte durante la dictadura. ¿Qué opina de la Ley de Memoria Histórica?

-Es otro de los fracasos de esta legislatura. Está hecha para arrojársela a la mitad de los españoles a la cara. Nació para dividir y su pretensión era que no resolviera nada, es el ejemplo exacto del mandato de Zapatero.

-Consideró tibia la respuesta de Zapatero a Ibarretxe. ¿Qué le hubiera dicho usted?

-El presidente del Gobierno no le puede decir a un nacionalista que quiere romper el Estado que primero se ponga de acuerdo con el País Vasco. Hay que ser claritos. No pueden romper el país aunque estén de acuerdo entre ellos. Ese lenguaje ambiguo lleva a que, como son insaciables, todavía no se hayan enterado de que lo que quiso decir Zapatero es que va a ser que no. La ambigüedad discursiva y el relativismo han caracterizado esta legislatura.

-¿No tiene miedo cuando habla de esa forma?

-No pienso en ello, defiendo las cosas en las que creo y creo que merece la pena hablar así.

-¿Con qué resultado electoral estaría satisfecha?

-No renunciamos a nada. Si podemos convertirnos en un partido clave para la política en la próxima legislatura, eso sería un buen resultado.

-¿Qué ha hecho con su carné del PSOE?

-Está ahí guardado. Es mío.

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