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"Soy un candidato en su punto, no como otros que están pasados"

Espadas se presenta como “el único proyecto nuevo” que concurre a las elecciones municipales. Apuesta por un nuevo modelo aunque “continuista” 

el 13 abr 2011 / 11:45 h.

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En la recta final de su precampaña, el candidato socialista, Juan Espadas, analizó ayer en el ciclo Desayunos con el candidato organizados por El Correo de Andalucía y Cajasol la situación política de la ciudad, sus principales proyectos y sus retos ante las elecciones del 22 de mayo.

-Torrijos decía de usted que le falta un hervor y que no le subestime, ¿le falta un hervor?
-A pesar de que en la ciudad he encontrado un estímulo a que ejerciera una crítica dura tanto contra mi compañero el alcalde como contra Torrijos, no me he dejado llevar. Tengo un alto respeto a la labor del gobierno y a la estabilidad institucional. Pienso seguir así. Estos comentarios los veo en buena lid, pero si hay que elegir, como cuando te preguntan si una carne está mejor en su punto o pasada, prefiero en su punto como yo a otras que están pasadas en la plancha.

-¿Cómo le afectan circunstancias como la tormenta perfecta del PSOE o la convivencia con el alcalde?
-Era el escenario que sabíamos que se iba a producir, aunque a veces las circunstancias se complican. He intentado un ejercicio de positivismo, de generar debate sin rehuir el análisis crítico, pero en un escenario de dificultad. Soy el único proyecto nuevo, no sólo desde el punto de vista de las personas, sino el único enfoque nuevo que hay de proyecto político. En eso me concentro. Podemos quedarnos en el análisis de lo que nos gustó o no en el mandato o plantear un rumbo distinto, con decisiones adaptadas a las necesidades.

-¿No le va a faltar tiempo?
-Para alguien exigente, nunca es tiempo suficiente. El grado de conocimiento era algo que me preocupaba, pero era el habitual de un consejero. Ahora mi grado de conocimiento es el mismo si no un poco más del que tenía Zoido cuando se presentó. Más del 60%. Quedando cuarenta días, el objetivo está conseguido. La estrategia del PP es de mantenimiento, querer llegar al 22 de mayo con la inercia que llevan. Pero es llamativo que en todos los análisis se habla solo de los 17 concejales del PP. Si a fecha de hoy, sólo piensa en ese escenario es que no van a gobernar. Estoy tranquilo porque dependemos de nosotros, de quienes votaron socialista en 2007 y 2008.

-¿Dónde busca ese voto?
-Quiero pensar que en todos los barrios. Pero en los que hay una clase trabajadora con dificultades y unas condiciones de vida y habitabilidad en su entorno que durante años no fueron objeto de atención por los gobiernos de la derecha y en los que el PSOE ha planteado mejoras y ha generado transformaciones es donde las señas de identidad del proyecto de izquierdas se sienten más identificadas. Eso no impide que en el entorno de Asunción haya alguien que valorando la intervención del Ayuntamiento piense que es una razón para cambiar su voto tradicional a la derecha y votar al PSOE.

-¿Hasta qué punto va a afectar al PSOE la imputación del candidato de IU teniendo en cuenta que son dos partidos que se necesitan en Sevilla?
-El PSOE no se ha planteado nunca como una necesidad gobernar con IU. Cometeríamos un error de manual si empezamos a hacer cálculos electorales antes de definir nuestras propuestas. Yo solo pienso en tener la mayoría absoluta, si no, me presentaría con un pacto claro, con un proyecto común. ¿Cómo puede afectar? Dependerá de la valoración que tengan que hacer los votantes de IU sobre si siguen depositando su voto respecto a la valoración de lo que han hecho en el gobierno y lo que crean que les propongan para otro mandato. No tiene que afectar, ni creo que afecte al votante socialista.

-¿Debe ser candidato?
Sobre la decisión que tenga que tomar una formación o Antonio Rodrigo Torrijos no voy a emitir una opinión, no como otros que opinan con mucha alegría sobre si se tiene o no que presentar. Soy más cauto. El caso del PP es grotesco, es capaz de decir con contundencia que un imputado no vaya en las listas y con la misma contundencia defenderlo 500 kilómetros más allá. Muestra falta de credibilidad.

-¿Cuál es su adversario ante el 22 de mayo, un trasvase de votos o la abstención?
-El enemigo a batir es el desinterés de los ciudadanos por las elecciones para alcaldes. Me parece impensable que no tomemos con el rigor que hay que tomar esa decisión. Ese es el principal enemigo. Las encuestas hablan de un nivel de fidelización del PP de un 80 o un 90% y en el PSOE hay un 65% que aún no lo tiene decidido. Con ese margen de maniobra de no saber hasta el final si consigues captar esa confianza ya me dirás en que quedan las encuestas de 17 ediles. Con que se movilice la mitad de ese porcentaje el resultado es distinto.

-Chaves dice que algo se habrá hecho mal en los ERE, ¿tiene analizada la repercusión que tendrá el escándalo de los ERE en su candidatura?
-Coincido. Cuando hay alguien que se lucra de un procedimiento, evidentemente los mecanismos de control no han funcionado lo suficiente. Quiero ser contundente. Estamos ante conductas individuales que serán punibles si se demuestra que han sido delictivas. Pero de ahí a derivar que los ciudadanos entiendan que esto es responsabilidad del PSOE como partido o de los responsables políticos que estaban al frente de esos departamentos, lo veremos. Pero no me gustan ni los juicios sumarísimos, ni las penas de banquillo que a veces luego no llegan ni al juicio oral. ¿Hasta qué punto la percepción ciudadana puede derivar en no votar al PSOE? Me pregunto también que efecto tendrá en Valencia el caso Gürtel. Que pueda tener un efecto de desmotivación, más que de un voto de castigo hacia la política, hacia que no es posible que haya corruptelas que se toleren, a la participación... Tengo dudas. ¿Es que el votante de derechas vota con pinzas y el del PSOE tiene una nariz muy gorda y no se pone pinzas y cuando respira es más crítico y opina?

-¿Cómo afecta a la candidatura la convocatoria de primarias y el anuncio de Zapatero de que no seguirá? ¿Siente que será juzgado por la política anticrisis del Gobierno central?
-La inflexión del anuncio de Zapatero era un elemento en el que la mayoría de los ciudadanos coincidía que se iba a producir. No creo que vaya a provocar un cambio de percepción, que haya quien vaya a votar al PSOE por eso. El tiempo va a aclarando por qué se tomaron decisiones, en qué coyuntura está el país, y se demuestra que el presidente no estaba loco o equivocado, sólo tomaba decisiones duras. A ese análisis le queda un año, y por tanto estoy en la convicción de que incorporada la frescura de una nueva candidatura que creo que es positiva, otros elementos entrarán en la valoración ciudadana, junto a la solidez de empezar a ver a que en España no pasa igual que en Irlanda o Portugal. A cuarenta días de las elecciones, no puedo pretender que esos elementos se incorporen, pero ¿alguien cree que en Sevilla, en Rochelambert, alguien va a ir a votar por su acuerdo o desacuerdo con las posiciones de Zapatero?

-¿Ganar o perder Sevilla influirá en que Griñán sea candidato en marzo de 2012?
-En Sevilla, como en Barcelona, si el PSOE está más presionado por la coyuntura económica, con el desgaste de los gobiernos por la crisis, la pregunta es si se mantendrá dónde gobernaba. En Sevilla hay un elemento adicional, porque Andalucía es lo que es para el PSOE. Pero a partir del 22 de mayo va a haber un ciclo político distinto y eso me lleva a pensar que dentro de un año cuando haya autonómicas la realidad de lo que haya pasado aquí y la gestión del primer año en esos municipios va a ser fundamental. Nos vamos a llevar una gran sorpresa el 22 de mayo, lo que no sé es cuál será la reacción de la derecha cuando se lleve la mayor sorpresa de su vida.

-¿No se genera una situación esquizofrénica cuando se ve a la gente de fuera elogiar la ciudad mientras que usted tiene que pelear para convencer al votante?
-Hay una percepción de personas que tienen una opinión radical y dicen que el alcalde y el de la pipa se han cargado la ciudad. Son opiniones que parecen prediseñadas. ¿A qué responden? A una estrategia perfectamente diseñada en este mandato para generar la atmósfera de paro, despilfarro y corrupción que llevó a Aznar al gobierno. Es como la gota malaya, de manera permanente generan un estado de opinión en el que todas las decisiones son incorrectas y no se gestiona bien. Y mientras tanto uno ve como la ciudad se transforma, unas veces con más éxito y otras con más retraso. Y se avanza con decisiones valientes, con elementos que a veces son controvertidos, pero que son los del futuro. Es injusto que se haya generado ese estado con una mentira repetida hasta la saciedad.

-¿Cómo lo explica?
-Es una estrategia diseñada para intentar que no se llegue al resultado. Pero el gobierno ha sido tenaz y constante y aún en los escenarios en los que decían que aplazara o cambiara tal decisión, se han tomado las que se creían que eran correctas. Porque había un PGOU aprobado. Eran decisiones de modelo de ciudad. No creo que sea por casualidad que hasta el día en el que se terminan las peatonalizaciones hay movilización, y al día siguiente hay silencio, y luego la adhesión más inquebrantable dos meses después. No voy a negar que la forma de gestionar algunas decisiones ha generado desgastes para el gobierno local que se podían haber resuelto. El plan centro, algunas obras del carril bici en las que se ha perdido la paciencia infinita que hay que tener para intentar una vez más que no fuese una batalla poniendo fácil el conflicto a la estrategia de la oposición.

-¿Forma parte la patronal de esa estrategia? Sobre todo vistas las palabras de Galadí que acusaba al gobierno de estar de espaldas a las empresas. ¿Está más cerca del PP?
-La patronal siempre está con quien gobierna. Pero en la ciudad durante este mandato el interlocutor del tejido empresarial ha sido una fuerza política con la que el tejido empresarial no se entiende y con interlocutores muy concretos de IU con los que no ha llegado a un nivel de diálogo o puesta en común. ¿Qué he intentado comprometerme yo con los empresarios? Que este debe ser el mandato del cambio cualitativo de nuestro modelo económico. La situación va a ser otra en el próximo mandato en un área capital.

-Siguen quedando problemas de convivencia que pasan campaña tras campaña y no se soluciona. ¿Cuál es su receta ante gorrillas o botellonas?
-Hay temas recurrentes para los que no acabamos de encontrar la medida. Son un cúmulo de despropósitos o de falta de capacidad de riesgo para intentar cambiar algunas cosas. Lo primero que hay que decidir es algo básico: no podemos generar un modelo de convivencia coherente si no aceptamos unas reglas del juego y las cumplimos de manera férrea. Las ordenanzas están para cumplirlas, no para aprobarlas y luego decir que no porque lo mismo se cabrean. Si nos estamos relajando en el cumplimiento de las normativas, como en las botellonas, pues muy mal.

-¿Es su proyecto una ruptura o una continuidad?
-Para nada es una ruptura. El modelo de ciudad está definido en el PGOU. El PGOU fue muy ambicioso porque responde a una realidad económica distinta, por lo tanto tendrá que tener el replanteamiento de distintos proyectos, pero tiene unos indicadores de sostenibilidad irrenunciables. En Movilidad se han tomado medidas estratégicas pero no han venido acompasadas por el elemento que le da credibilidad que es un transporte público potente como el Metro. Llevamos diez años de retraso, si no se hubieran producido el puzzle sería más coherente. Ruptura ninguna sino profundizar y completar.

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