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Suspendido el festejo de rejones en la Maestranza

el 01 may 2011 / 16:39 h.

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El cantado duelo en la cumbre que reunía en el mismo cartel a los tres ases de la especialidad no tendrá lugar. Pablo Hermoso de Mendoza, Diego Ventura y Leonardo Hernández, que tenían que haber despachado reses de los hierros salmantinos de San Mateo y San Pelayo, no medirán sus armas en el templo maestrante aunque su intención primera era aplazar el festejo a la mañana del Sábado de Farolillos. La empresa, tajante y seguramente contrariada por la decisión fue clara al respecto: "Suspensión significa que el festejo está suspendido y no se va a dar en la vida", señaló Eduardo Canorea zanjando cualquier debate y abortando la posibilidad de posponer un festejo que había despertado una enorme expectación que había trascendido ampliamente de los límites de la afición al toreo a caballo.

La verdad es que algunos duendes debieron confabularse para impedir que un solo caballo paseara ayer por el ruedo inmenso de la plaza de la Maestranza. Aún se comentaba en los corrillos y en los aledaños del coso la insólita y polémica negativa de la empresa para que el coso acogiera el tradicional concurso matinal de enganches parapetándose en que la retirada de la lona a esas horas del mediodía podía hacer peligrar la celebración del espectáculo ecuestre de la tarde.

Ya es sabido que la famosa lona, que tanto dio que hablar años atrás por su omisión, quedó puesta y la larga caravana de coches se tuvo que conformar con dar vueltas y vueltas a la manzana del Baratillo en previsión de unas lluvias pronosticadas que llegarían en la sobremesa. Cuando se acercaba la hora del festejo la lona empezó a ser retirada del ruedo mostrando un piso que, aparentemente, reunía las condiciones necesarias para torear.El caso es que las seis y media en punto ya no llovía sobre la plaza de la Maestranza. Mientras los operarios se afanaban en plegar y retirar la inmensa lona protectora del ruedo, los rejoneadores se había asomado tímidamente por la puerta de cuadrillas sin llegar a alcanzar las rayas. Sin solución de continuidad comenzó a trascender por los tendidos que la suspensión ya se había anunciado en la televisión. Sólo unos segundos más tarde aparecía la bizarra pizarrita -la moderna megafonía permaneció muda- en la que se señalaba que "por decisión unánime de los rejoneadores, el festejo quedaba suspendido".

Un clarinazo certificaba la defunción del evento mientras algunos espectadores mostraban su disconformidad y otros salían pitando a la taquilla para obtener la devolución del importe de sus localidades. La verdad es que las previsiones meteorológicas más optimistas anunciaban nuevas lluvias y el presidente del festejo, el debutante Fernando Fernández-Figueroa había advertido a las cuadrillas que si salía el primer toro había que continuar la función hasta el final. Era algo que no podía asegurarse. Nuevas lluvias habrían ido alterando el piso poniendo en peligro a los últimos actuantes, que en esos momentos andaría acariciando el aplazamiento.

Los rejoneadores, algo perplejos, dieron su versión de los hechos en los micrófonos de Canal +. "La suspensión definitiva es cosa de la empresa. Nosotros no tenemos ni voz no voto", señaló el padre de Leonardo Hernández, magnífico rejoneador retirado del mismo nombre, que se mostraba contrariado después de haber logrado incluir a su prometedor vástago en un cartel que hace tiempo debía haberle dado sitio.

Pablo Hermoso de Mendoza, por su parte, explicaba que "me ha costado suspender basándonos en el pronóstico pero el problema era que si se empezaba había que acabar y lloviendo no se puede dar el espectáculo en su plenitud". Mientras, sin conocer aún la decisión de la empresa, Ventura apostaba por la mañana del sábado de farolillos para dar un festejo que, Canorea dixit, nunca tendrá lugar.

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