Cofradías

Tanto que ver...

Una ruta guiada por la Sevilla de Cuaresma es la nueva idea de Florencio Quintero y su empresa de paseos temáticos por la ciudad.

el 22 mar 2012 / 11:02 h.

"La idea es buscar una visión diferente de la Semana Santa donde hablemos de personajes propios, curiosidades... y visitemos espacios importantes." Estaría feo pedirle a Florencio Quintero, el guía más original de la Muy Mariana (y cada vez más), que reventase hasta los últimos entresijos de su Ruta de Cuaresma, la última de una veintena de ofertas temáticas con las que hacer honor al nombre de su empresa, Conocer Sevilla, y cuya próxima salida será mañana viernes. Pero por feo que esté, se le pide.

"Partimos a las 18 horas de la Iglesia de San Julián y visitaremos lugares tan importantes para el arte y la Semana Santa como el talle de bordados La Esperanza, y hablaremos de lo que supuso Rodríguez Ojeda en la Semana Santa de Sevilla, conoceremos algunas de sus obras más significativas y aportaremos elementos gráficos para que nuestros clientes puedan conocer con todo lujo de detalles lo que estamos comentando", explica el cicerone, con el entusiasmo que le es consustancial. "También tendremos el honor de visitar el taller del imaginero Jaime Babío, que se ha ofrecido a mostrarnos cómo está ultimando sus realizaciones para este año. En nuestro recorrido, además de visitar templos y contemplar hermandades, conoceremos también otras visiones de la Semana Santa, como la pictórica, y cómo pintores de primera línea han quedado seducidos por su magia."

Es cierto. Hay mucho que ver y nunca se verá todo. Para acceder a una parte de ese cosmos cofradiero siempre necesitará de un guía (una persona, un libro, un recuerdo, un afán...), pero hay otra que solo se descubre casualmente, yendo al pairo por las calles y los templos, con la sola brújula de la predisposición de ánimo.

La semana que viene comienza oficialmente el Grand Tour capillita, una réplica a escala cofradiera de esos periplos interminables por todo el continente que se pegaban los ingleses de las pelucas (viajaban nada más que una vez en su vida, generalmente tras el casamiento, pero vaya pedazo de viaje: Venecia, París, Berlín, Atenas, Sevilla...), y será fácil caer en la seducción de lo evidente, con todas las platas, todos los dorados, todas las ceras y todas las imágenes colocadas en sus pasos portentosos. A partir del lunes, los portones de los templos se abrirán a las masas ávidas de maravillas, pero... ¿Y hoy? ¿Y este fin de semana? ¿Por qué resquicios puede uno adentrarse en las más sutiles emociones?

Es curioso: esta de ahora es la única semana del año en que no es posible ver el paso de la Sentencia ni el palio de la Macarena, porque el museo de la hermandad (donde están expuestos siempre ambos, majestuosos) está cerrado para el traslado a la basílica, donde aún no se pueden ver. Por otro lado, la canastilla del Gran Poder sigue en Cajasol, así que aún no es posible disfrutar del ambiente de los templos en todo su esplendor. Aunque sí de otra manera. Ayer, por ejemplo, dos hermanos del Gran Poder derretían cera en una olla puesta al fuego sobre una hornilla a un costado del altar. Mientras, apoyados en una mesita, raspaban los cirios para adaptarlos milimétricamente a los candeleros del palio, que contemplado desde las espaldas mismas del Señor, en la galería del trasaltar, ofrecía una estampa imponente.

Hoy, en general, los templos ofrecen una quietud de palios vacíos, que así vistos parecen relojes parados, tiempo detenido. Si suma a esta experiencia la ruta que propone Florencio Quintero a diez euros por cabeza (si la cabeza no es sevillana, la cosa sube a doce), estará muy cerca de hacer un pleno. Más información y reservas en conocersevilla@gmail.com.

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