R. Velis / C. Rengel
Durante 28 días ha trabajado azuzada por unos padres desesperados y una sociedad histérica. Ayer, ya sin secreto del sumario, la Policía Nacional explicó su investigación, con una conclusión principal: aunque no haya cadáver de Marta sí hay pruebas "concluyentes" que implican a los cuatro detenidos. No son "corazonadas", sino verdades defendibles ante un juez.
El centenar corto de periodistas que ayer abarrotó el salón de actos de la Jefatura Superior de la Policía Nacional en Blas Infante se llevó varias ideas claras de la rueda de prensa: que la investigación callada de los agentes ha dado frutos desde el día siguiente de la desaparición de Marta; que los interrogatorios y rastreos -por tierra, por teléfono, por internet- han sido intensos y productivos; que se ha actuado con discreción sólo "para no dar un paso en falso" y que se seguirá haciendo "con todo el esfuerzo"; y, sobre todo, que a pesar de que aún no ha aparecido el cuerpo de la joven hay suficientes pruebas biológicas y químicas que implican a los cuatro detenidos por su muerte, y que con ellas se puede comenzar un proceso en los juzgados "garantista y absolutamente dentro de la ley", como explicó el jefe superior de la Policía Nacional en Andalucía Occidental, Enrique Álvarez Riestra, acompañado en su intervención por el delegado del Gobierno en Andalucía, Juan José López Garzón. Lo que sigue es un resumen de las principales reflexiones de esta primera explicación pública del caso Marta:
Prudencia. Garzón y Riestra defendieron que la investigación se ha hecho "como necesariamente tenía que ser: discreta, seria, eficaz y garantista". En ella han participado y siguen haciéndolo el Grupo de Menores de Sevilla, los especialistas en delitos tecnológicos y de vigilancia, la Brigada de Policía Científica, el Grupo de Homicidios, las Brigadas de Policía Judicial y Seguridad Ciudadana y la Comisaría General de Policía Judicial, con sede en Madrid. A ellos se une toda la Guardia Civil y la Unidad Militar de Emergencias (UME) de las Fuerzas Armadas. "Prácticamente no ha habido un agente que no haya trabajado estos días en la búsqueda de Marta, incluso en sus horas libres", resaltó Riestra. Semejante despliegue demuestra, a juicio de Garzón, que los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado se han "volcado" en el caso, de ahí que mostrara su decepción ante los "comentarios injustos" que se han vertido sobre este trabajo, no por los padres, "sino por personas sin saber". "Hemos sido prudentes para no actuar hasta tener todas las evidencias y los datos. Ahora los tenemos y sabemos que ya no podemos dar pasos en falso", abundó el delegado. Por el "buen fin" del caso también se pidió discreción a la familia de la chica, "hasta con la poquita información" que se le suministraba, reconoció el comisario jefe. Tantos pasos quedos y soterrados no se podían "radiar en directo", como reprochó sibilinamente a los medios López Garzón.
Pesquisas. Desde el primer día tuvieron claro que la desaparición de Marta no era voluntaria; por eso comenzaron a recabar datos desde la primera noche. Se estudiaron todas las llamadas que tenían "cierta verosimilitud", hasta las que afirmaban que habían visto a la chica "fuera de Sevilla" (en Huelva), y que incluso habían hablado con ella y apuntaban detalles que coincidían con su descripción. "Hay que agradecer esta colaboración, aunque no haya dado frutos", dijo el delegado. En paralelo a esas indagaciones, la Policía planteó un dispositivo de búsqueda "con pocos precedentes" en España. El seguimiento a sospechosos, las escuchas telefónicas y la tomas de declaración -más de cien- cristalizaron en "conclusiones veraces, no corazonadas ni intuiciones, sino en pruebas fehacientemente corroboradas". Así saben que Miguel salió a las cinco de la tarde de Camas, que "se acicaló más de la cuenta", pues se puso hasta sus lentillas azules, y que fue a la barriada de Tartessos en busca de Marta. A eso de las seis la recogió con su moto y estuvieron bajo el puente de Triana con unos amigos. Una hora más tarde se fueron a León XIII, donde la adolescente quería recoger unos CD. Allí se produjo la muerte de Marta y se encadenaron los hechos: llamada a los amigos, traslado del cuerpo, lanzamiento al río, huida. Con un "minucioso" trabajo, "ajustado a derecho, riguroso y exquisito", se acumularon pruebas que acabaron con la detención de Miguel, Samuel, Javier y Francisco Javier entre los días 13 y 16. Ahora la prioridad es el análisis de las pruebas "para que se administre justicia". El atestado policial ha sido tan completo que hasta ha conseguido una felicitación por parte del juez de Instrucción 14 de Sevilla que lleva el caso. "Ha sido una investigación de libro en la que han trabajado ingenieros de telecomunicaciones, informáticos, biólogos moleculares... Hemos estado haciendo lo que debíamos hacer, con los medios que eran suficientes y adecuados", defendió Riestra.
Conclusiones. Aunque el secreto de sumario y la prudencia hicieron que algunos detalles quedaran en el tintero, Riestra destacó con empeño las grandes certezas que tienen en este caso. La primera y principal, "la prueba fundamental", es la sangre de Marta en la chaqueta de Miguel. "Es una prueba científicamente irrefutable". Al "99,9%" confía en que el cuerpo se encuentre en el río, pues así lo señalaron tres de los detenidos al ir por separado y sin conocer el arresto de sus compañeros. Y es "seguro" que los cuatro implicados en el caso estuvieron en la tarde del 24 de enero en el piso de León XIII, "y hay cómo demostrarlo". Sin embargo, reconoció que el caso "policialmente aún no está cerrado", ya que ahora, además de la búsqueda del cuerpo, queda "un ingente trabajo de análisis, de pesquisas, de procesamiento de pruebas, de análisis e incluso nuevas declaraciones si fuera preciso". Si habrá o no más detenciones, "se verá con los días". Lo que está claro es que no van a "escatimar esfuerzos" para poner fin así a esta "tremenda situación" y lograr que "Marta descanse en paz".
