Las palabras del director gerente de Fibes aciertan en el centro de la diana y resumen los verdaderos males que han condenado un evento que llevaba dando tumbos desde que la reunión informal de ministros de la OTAN desplazara el normal desarrollo de la edición de 2007. Más allá de los 300.000 euros que faltaban en la caja de la organización para completar el presupuesto de la extinta muestra, queda pendiente el análisis de saber hasta qué punto los sectores implicados en la gestación del espectáculo taurino, no sólo la Unión de Criadores, se han visto o se han querido ver reflejados en un acontecimiento que ahora desaparece del calendario expositivo sevillano.
Y es que el máximo responsable de la gestión del palacio de congresos, que no eludió el cara a cara directo con la prensa para oficiar las honras fúnebres de la feria, dejaba traslucir cierta amargura al señalar que "la gente del toro no es que me haya dicho que no, es que hasta ahora no he conseguido reunirme con ellos". Felipe Luis Maestro aseguraba que antes de que concluyera el presente año quería hacer realidad ese encuentro con los protagonistas de la fiesta -ganaderos, matadores, cuadrillas y empresarios- para saber "hasta qué punto la Feria Mundial del Toro es necesaria para ellos".
Ésa fue la reflexión más contundente, la de mayor contenido de una rueda de prensa en la que se pretendía conocer los detalles del óbito. Maestro detalló, uno a uno, los cuatro frentes en los que se ha perdido una batalla que -con la que está cayendo- no ayuda a mejorar la imagen de un planeta que nunca logra remar en la misma dirección.
El director gerente aludió a la fallida intermediación de Luis Pizarro para animar a las consejerías, que ya sirvieron de salvavidas en la edición de 2009. Felipe Luis Maestro también habló del patrocinio privado, que se ha puesto de perfil cada vez que la organización de Fibes ha llamado a las puertas de ciertas empresas, "en especial de algunas que llevan por emblema al toro bravo". De la misma forma, explicó que se ha frustrado una hipotética exportación del modelo a Madrid, "buscando la autofinanciación y una ciudad con mayor carga demográfica". Finalmente, remachó el clavo narrando el fallido intento de involucrar en el patrocinio -apoquinando a escote los 300.000 euros del ala- a las diputaciones de Jaén, Cádiz, Huelva y Sevilla, impulsoras de la iniciativa Territorio Toro, que tiene al ganado bravo como reclamo turístico.
Con estos cuatro cartuchos quemados, no se podía hacer más. Carlos Núñez, presidente de la Unión de Criadores de Toros de Lidia, corroboró las palabras de Felipe Luis Maestro: "Yo no soy capaz de encontrar 300.000 euros. No somos capaces y no es un problema de querer o no querer", sentenció Núñez, que explicó que "hoy en día no hay ningún evento que funcione sin patrocinio y no encontramos esos patrocinadores". El criador gaditano terminó de poner el dedo en la llaga al señalar que "las grandes empresas tienen miedo al sector antitaurino". Carlos Núñez concluyó su intervención recordando otra de las taras que siempre ha arrastrado la muestra: "La Feria del Toro no es una feria comercial; no vendemos ni un eral. Lo que hacemos es colaborar y lo hacemos exclusivamente por promocionar la fiesta. En realidad nos costaba el dinero y cada vez era más complicado convencer a los ganaderos para que participaran".
Ése era el último responso de un funeral que era un secreto a voces desde hacía varios meses. En cualquier caso, Felipe Luis Maestro aseguraba que, aunque la muestra quedaba suspendida sin fecha, "si se pudieran dar otras circunstancias, esta casa (Fibes) volverá a apostar por la Feria".
