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Terrones de azúcar

El primer barco en la Historia que llegó a un puerto cargado de terrones de azúcar estaba fletado por un magnate británico llamado Henry Tate.

el 15 sep 2009 / 00:59 h.

El primer barco en la Historia que llegó a un puerto cargado de terrones de azúcar estaba fletado por un magnate británico llamado Henry Tate. Esta sencilla solución a la que ahora no le damos importancia, fue un acierto incalculable que le reportó al empresario beneficios multimillonarios. Al empaquetar el azúcar en pequeños cubos prensados, no sólo podía transportar más lotes y con más facilidad, sino que también organizaba y distribuía mejor un producto muy demandado en Europa durante la segunda mitad del siglo XIX.

Henry Tate, uno de los comerciantes de más éxito de la Inglaterra victoriana, fue un personaje singular, un patrono sagaz de espíritu filántropo que tenía vastas inquietudes y una desarrollada conciencia social. Un hombre aventajado para su tiempo que debido a su pasión desmedida por el arte (le perdían, sobre todo, las pinturas de William Turner) se convirtió en uno de los mayores mecenas de su época. Tanto, que muchas de sus energías en el último trecho de su vida, además de una parte significativa de sus ingresos, las invirtió en preparar la construcción de un lugar público donde poder mostrar abiertamente la magnífica colección que poseía. Esfuerzos que se concretan en 1897, dos años antes de morir, al inaugurarse en pleno corazón de Londres la Tate Gallery. En ese momento el edificio albergaba 67 obras donadas por él mismo, más algunos cuadros y esculturas cedidos por la National Gallery. Un siglo más tarde, la colección comprende casi cinco mil pinturas, más de mil quinientas esculturas, y unos cincuenta mil grabados y trabajos en papel.

Gracias a esa fortuna acaudalada, curiosamente en gran parte a los terrones de azúcar, se creó el germen de una de las redes de arte más importantes y prestigiosas del mundo, un conglomerado de museos que cuenta entre otros centros con la Tate Modern, la Tate Britain o la Tate Liverpool. Una más que singular vinculación que demuestra como un detalle apenas considerado puede tener unas consecuencias universales insospechadas.

Periodista

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