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Todos jugamos en el derbi

No sólo sevillistas y béticos se juegan algo más que tres puntos en el derbi de hoy domingo en el Ramón Sánchez Pizjuán. Frescas están aún en la memoria las grotescas imágenes del último disputado hace unos meses, el 28-F, Día de Andalucía para más inri...

el 14 sep 2009 / 22:18 h.

No sólo sevillistas y béticos se juegan algo más que tres puntos en el derbi de hoy domingo en el Ramón Sánchez Pizjuán. Frescas están aún en la memoria las grotescas imágenes del último disputado hace unos meses, el 28-F, Día de Andalucía para más inri: ese busto presidiendo el palco del Ruiz de Lopera o el vil botellazo que recibió Juande Ramos en ese mismo partido, que obligó a su suspensión y reanudación semanas más tarde en Getafe. Toda la ciudad quedó abochornada ante el espectáculo vivido y, generalmente, por los incidentes que suelen acompañar a este tipo de partidos, las peleas entre los ultras, los actos vandálicos y las cargas policiales a las llegadas de los autobuses, antes, durante y después de los partidos, ampliamente difundidas machaconamente por todas las televisiones de ámbito nacional e internacional.

Por desgracia es norma, cada vez que hay derbi, que se hable de casi todo menos de fútbol y eso pese al amplísimo despliegue policial que afecta a casi 500 agentes. Y ya está bien. La muerte de Antonio Puerta en verano pareció calmar los ánimos de los directivos responsables -son los primeros que han de dar ejemplo, siempre- y aficionados, unidos por el dolor de la tragedia y hermanados como hacía muchos años que no se veía. Ojalá ese espíritu Puerta sea el gran triunfador del derbi de esta noche y mañana podamos hablar sólo de fútbol, de lo bonitos que fueron los goles, del impresionante ambiente que se vivió en el terreno de juego entre dos aficiones ejemplares o de cómo se equivocó el árbitro para favorecer a unos o otros. Sólo así saldremos todos ganando, pues nuevos espectáculos como los vividos recientemente (antes fueron las famosas bengalas, la paliza a un guarda jurado, el aficionado ebrio que intentó agredir a Prats...) no harían más que avergonzarnos a todos, sevillistas, béticos y sevillanos en general a los que no les importa el fútbol pero sí la convivencia pacífica en su ciudad.

Directivos, jugadores y peñas tienen la responsabilidad de transmitir hoy cordura y unidad para que triunfe la fiesta del fútbol entre dos equipos centenarios cuyas aficiones han dado siempre histórica muestra de exquisita convivencia.

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