Menú
Local

Tras el debate y antes del domingo

No es un buen dato el hecho de que el debate Zapatero-Rajoy del lunes fuese seguido por 1,3 millones de espectadores menos que su antecesor del 25 de febrero. Y no lo es porque podría indicar cierto cansancio por parte de la ciudadanía, no sé si anticipador de un nivel de abstención más elevado del previsible.

el 15 sep 2009 / 01:08 h.

No es un buen dato el hecho de que el debate Zapatero-Rajoy del lunes fuese seguido por 1,3 millones de espectadores menos que su antecesor del 25 de febrero. Y no lo es porque podría indicar cierto cansancio por parte de la ciudadanía, no sé si anticipador de un nivel de abstención más elevado del previsible. Paciencia y barajar, porque hasta el domingo por la noche no saldremos de dudas.

Como era de esperar los análisis que se han hecho del último debate son a gusto del consumidor: los partidarios de ZP llegan a afirmar que tumbó a Rajoy, y los de éste se reafirman en que todo sigue igual ante las elecciones del domingo para las que restan tres días de campaña. La subjetividad, de la que la condición humana no pueda abstraerse, permite que, tutti contenti, se puedan hacer cientos de lecturas de un mismo debate porque vivimos en una sociedad en cada uno ve lo que quiere ver y del color que más le sulibeya.

Cualquier observador independiente, si es que existe, que anteanoche hiciese zapping en el dial de la radio podría corroborar lo que digo. No es que las opiniones tuviesen puntos de vista diferentes, sino que parecía que unos y otros hubiesen asistido a debates distintos. La pérdida de objetividad en determinados medios de comunicación contribuye a su falta de credibilidad y, seguramente, a que 1,3 millones de escépticos se fuesen a la cama convencidos de que el partido de vuelta iba a ser más de lo mismo.

Los estrategas de los partidos políticos tendrán que estudiar para ocasiones venideras si el formato de debate 2008 es válido o necesita una profunda revisión. Claro que los candidatos deben interrumpirse en el uso de la palabra, como ocurre en la vida diaria en cualquier asunto sometido a discusión. La moderadora tiene que ser algo más que una convidada de piedra y se le ha de dar juego, como periodista que es, para sugerir temas y organizar el debate con arreglo a normas profesionales no escritas, mucho más ágiles que la simple escaleta del guión. ¿Ha influido en alguien este debate televisado entre los candidatos Zapatero y Rajoy? Ni lo sabemos ni lo sabremos nunca porque ni hubo goleada ni ninguno tumbó al contrario. Creo que las espadas quedaron en alto y que alcanzaremos el domingo con esa sensación de empate técnico que nos acompaña desde hace semanas y que sólo podrá resolver el inapelable escrutinio.

No recuerdo otras elecciones en las que el pronóstico se antojara tan reñido. Algo le ha debido fallar al Partido Socialista para que, tras cuatro años en el Gobierno, nadie vea con nitidez la reválida de su mayoría, fuera lógicamente del voluntarismo partidista. Frente a los millones de españoles que saben perfectamente lo que votarán el domingo, pienso que queda un reducto -¿amplio?- de ciudadanos a los que la confusión reinante les mantiene en el limbo de la incertidumbre. Malo será que decidan quedarse en casa como ese largo millón de espectadores que, habiendo visto el primer debate, de-cidió acostarse el lunes.

Periodista

gimenezaleman@gmail.com

  • 1