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Tres de tres: a este ritmo no se asciende

Al Betis le iba arreglando la Liga su munición atacante. Si esa pólvora se moja o desaparece, queda un equipo vulgar. A punto por partido, tres de tres, no se asciende.

el 11 oct 2009 / 22:22 h.

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    Es un lugar común (Lopera a un lado, naturalmente) en las conversaciones entre béticos: el rendimiento de Emana y la conveniencia de mantener o no al camerunés en la plantilla que adiestra Tapia. El Real Unión dio, al menos, más de media respuesta. Cerradas o invisibles las brechas que suele provocar Emana, y desaparecido el tremendo mensaje de intimidación que lanza el juego muscular del africano, al Betis, presunto rey de la Liga Adelante, se le adivina bastante desnudo. El rey está desnudo o, como mínimo, entre sus túnicas asoman harapos con zurcidos y remiendos. Variedad de rotos sin coser.

    El primer y gran descosido asoma en el centro del campo: fallón en la entrega, con malos conceptos en las ayudas en los pasillos y en la vuelta atrás cuando se pierde la posesión. El medio terreno del Betis no carbura, no tira. ¿Se necesitaría incrustar a Arzu en la línea de medios...? Y, cuando los rivales mandan a paseo los complejos y sueltan amarras, los mediocampistas verdiblancos, faltos de ritmo y conceptos, lo pasan bastante mal. Lo pasaron mal con el Cartagena, con el Rayo, y ayer con el Real Unión. Juntos los tres rivales, parecen demasiada poca cosa para que el Betis sólo haya podido totalizar tres puntos en estos tres encuentros. Porca Miseria.

    Emana es necesario; no se podría entender que se despachara al imponente camerunés a cambio de la adquisición de dos o tres medianías. Si el ¿proyecto? pasaba por ascender a base de detalles individuales de los contados futbolistas de calidad que aún tiene el Betis, es fácil imaginar la situación si la plantilla se descapitaliza aún más. Probablemente se necesite un buen central, cuya llegada ayudaría al regreso de Arzu al pivote. Hay que hacer algo con los medios, que ven pasar como aviones a los rivales cuando pierden un balón en tres cuartos. Y esto es tan cierto como que hay mundo, demonio y carne: a ritmo de un punto por partido, nadie asciende.

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