En pleno nacional-catolicismo entre el Padre Díaz-Alegría, otro amigo y yo organizamos en la Universidad Gregoriana de Roma un curso (hoy lo habríamos llamado foro) sobre Doctrina Social de la Iglesia. Lo celebrábamos fuera de horario lectivo pero con tanto éxito que la Embajada Española protestó ante el Rector porque a su entender se atacaba al régimen de Franco y aquello acabó bruscamente a mitad de programa. Evidentemente la doctrina social cristiana, basada en el Evangelio, y la que impartía la dictadura, basada en una "tradición" también cristiana, no eran compatibles. Lo mismo pero al revés sucede entre las normas de un estado democrático y la Tradición -no el Corán- islámica.
Turquía, decidida a ser una nación democrática en la órbita musulmana y además convertirse en europea, se ha puesto decididamente a revisar esa "tradición" que no permite a las mujeres ser iguales o que ordena castigos tan "tradicionales" como los que se practicaban en la Edad Media europea y cristiana. Un esfuerzo a aplaudir como aplaudíamos aquí los del canónigo González Ruiz o los del seglar Miret Magdalena. Como aplaudimos esa misma línea en Fátima Mernisi concediéndole el Premio Príncipe de Asturias. Esos esfuerzos tienen que ser apoyados para que a la iniciativa no pueda sucederle lo que a aquel curso de la Universidad Gregoriana. Sería una desgracia para Turquía y para Europa.
Escritor e historiador. antonio_zoido@hotmail.com
