Rocío Araújo. La temporada del Ciencias Fundación Cajasol ha tenido dos partes muy distintas. Sus jugadores han vivido en sus carnes una de las peores experiencias del deporte: perder la categoría. Una pésima temporada llevaba a los científicos a la División de Honor B tras muchos años en la élite del rugby nacional. Tras un convulso verano, la entidad cambió de directiva y se empezó a conformar una plantilla con gente de la casa con el objetivo de recuperar las señas de identidad y retornar a la categoría que el Ciencias nunca debió perder. En la presente temporada la imagen del equipo es otra. Sin duda es uno de los más fuertes de la categoría como ha quedado demostrado en la primera parte del campeonato. Buena culpa de el resurgir del Ciencias la tiene Paco González, que el pasado verano aceptaba el reto de continuar al frente del primer equipo para buscar el ascenso. Los meses de reflexión y estudio sobre la gestión del grupo están dando sus frutos. El técnico ha conseguido que sus jugadores hayan alcanzado una madurez y disciplina táctica de la que carecieron en el pasado ejercicio. Este año nos ha dejado un descenso, para reflexionar y mejorar técnicamente y hacer un equipo más competitivo. Jugadores como Manuel Mazo o Manu Sobrino siguen siendo pilares fundamentales, sin olvidar la sorpresa de Rafa Rivero, quien ha demostrado que es capaz de coger las riendas de la responsabilidad y madurez que conlleva el puesto de apertura, a pesar de su escasa edad reflexionó el entrenador. El comienzo de año en el vestuario fue más que difícil. El primer tramo del 2014 fue muy complicado pues todas las derrotas creaban un mal ambiente entre nosotros y eso nunca es bueno, pero esta segunda parte, ya en una categoría inferior, nos ha ayudado a mejorar, se ha dado oportunidades a jugadores que antes no jugaban y se han cumplido objetivos. Somos un equipo serio y técnico, afirmó Mazo. Finalizada la primera vuelta, el Ciencias esta segundo en la clasificación siguiendo la estela del todopoderoso Alcobendas.
