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Un año de desasosiego

365 días después de su estreno, las viviendas de Nuevo Amate presentan serios desperfectos que el Ayuntamiento promete reparar

el 26 sep 2014 / 12:00 h.

Los bloques de Nuevo Amate que sustituyeron a los de Regiones Devastadas cumplen hoy un año. / Fotos: El Correo TV Los bloques de Nuevo Amate que sustituyeron a los de Regiones Devastadas cumplen hoy un año. / Fotos: El Correo TV Por M. Bautista y V. Escámez Barandas de protección que se mueven con dos dedos, fachadas de hormigón en bruto en los pasillos entre las puertas de los vecinos, cables sueltos, grietas…, son algunos ejemplos de los fallos que los vecinos de Nuevo Amate denuncian en los pisos entregados hace justo hoy un año, y que el Ayuntamiento ha prometido corregir. Estos vecinos recibieron con ilusión sus nuevas viviendas, pero desde el primer día encontraron que no se habían ejecutado ni las labores mínimas de limpieza tras las obras. «Los constructores hicieron lo posible por entregarlos cuanto antes para no seguir pagando los pisos de alquiler de quienes estaban realojados, pero no estaban terminados, y siguen sin estarlo», aseguran. De modo que ellos mismos se pusieron manos a la obra. Pero no solo se dejó de lado la limpieza; los ascensores tampoco funcionaban y los garajes estuvieron cerrados a cal y canto porque no tenían el permiso de los bomberos, ni el vado correspondiente, según indican. Los vecinos señalan desperfectos desde la primera hasta la última planta. Las azoteas también son buen ejemplo de la celeridad con la que se ejecutaron las obras. Los remates toscos, las juntas de los suelos sin silicona por las que se filtra el agua de lluvia o desniveles de casi cinco centímetros Cables sueltos, una de las quejas del vecindario. Cables sueltos, una de las quejas del vecindario. «Por no hablar de cómo se llevó a cabo el realojo», señalan. Los vecinos hacen especial hincapié en que lo prometido quedó en el aire. Se dieron cuatro opciones: alquiler o compra de la vivienda del lugar de realojo, o bien alquiler o compra de los edificios de retorno, en Nuevo Amate. Sin embargo el descontento entre algunos de los residentes es patente. Protestan por cuotas, tasas... «Pero lo que más nos duele es que nuestros hijos no podrán heredar nuestros pisos tal y como están dispuestos los contratos», afirman. Hay un caso en el que la titular de la vivienda social falleció un mes antes de la entrega de la misma. Hoy sus hijos viven en ella, eso sí, pagando un alquiler de trescientos euros. «Aquí se planeó construir pisos sostenibles con calderas de microgeneración o cortinas de agua», comentan. Pero la realidad que viven es bien distinta. Entre otros ejemplos destacan facturas de vértigo por falta de contadores individuales o por la iluminación de los bloques. De hecho se instaló un sistema en el que se encendían todos los puntos de luz de las zonas comunes de los siete pisos cada vez que se pulsaba un interruptor. Tras los primeros meses con unas facturas desorbitadas, los vecinos pidieron un cambio que recibió la callada por respuesta. De forma que ellos mismos decidieron instalar un sistema de iluminación pagado de su bolsillo y quitar bombillas. El estado de algunas zonas comunes deja mucho que desear. El estado de algunas zonas comunes deja mucho que desear. Desperfectos a los que se suman actos de vandalismo a pesar de los guardias de seguridad que vigilan 24 horas los bloques, aunque su labor finalizará, eso sí, el próximo día 30. Y no saben muy bien qué esperar a partir de entonces. Una incertidumbre que se suma y agranda la que ya existe entorno a su situación. «Solo queremos que nos escuchen, que nos atiendan, sentir que nuestros pisos son nuestros hogares».

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