Bajo la costa gaditana se esconde ya la tradición milenaria de la pesca del atún rojo. Las redes están ya listas en las almadrabas del litoral para sorprender a estos ejemplares en su ruta migratoria del Atlántico al Mediterráneo. Una particular forma de pesca que contará este año con espectadores a bordo de una embarcación turística.
El esperado momento en el que la sangre de los atunes tiñe la espuma del mar puede ser presenciado a bordo del barco Francisco Varo, que desde ayer organiza tres rutas, dos que superan las dos horas y otra más corta de hora y cuarto. Durante los meses de funcionamiento de las almadrabas estos viajeros podrán asistir al despesque o levantá mientras que el resto del año se realizarán travesías en otros puntos del litoral.
Se trata de una experiencia piloto promovida por la Junta, que ha escogido a este buque y a su patrón para explicar a sus pasajeros todo el proceso de la almadraba. Es una forma de diversificar esta actividad pesquera de la que vive un importante sector de la provincia, que tiene todas sus esperanzas depositadas en la campaña que está a punto de iniciarse.
"Estamos como siempre con toda las ilusiones puestas en que sea un buen año de capturas", explicó Diego Crespo, gerente de la almadraba de Zahara de los Atunes.
Desde hace años, debido a la sobreexplotación de la especie, se enfrentan a las limitaciones en el volumen de capturas dictadas desde la UE. Un reciente acuerdo comunitario aumenta las restricciones en 2009 y rebaja la cuota asignada para España.
El factor más difícil de controlar para obtener buenos resultados es el meteorológico: del viento depende la transparencia del mar. Pero la principal inquietud de los pescadores se produce cuando los atunes salen al mercado. "Lo vamos a tener muy duro para llegar a rozar el nivel de rentabilidad de cada una de las almadrabas", teme Marta Crespo, gerente de la Organización de Productores de Almadraba.
