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Un bar casi centenario

Una vieja foto en la pared atestigua la antigüedad del negocio, viejas estanterías de madera con coloniales y la misma luz de San Juan de la Palma que entra por la puerta.

el 11 nov 2011 / 09:03 h.

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No busquen sofisticación aquí, porque lo que encontrarán es buena comida y décadas de historia sevillana, la actual propiedad se hizo con el negocio en 1973, desde entonces lo gestiona Manuel Boa Limón, que nos atiende con su calmada simpatía y no se olvida de los suyos. Antonio Jesús Cantos en la sala y Francisco Barrera en la cocina, casi veinte años en los fogones de Dueñas tras pasar por varias cocinas de nivel, Francisco es todo honestidad y buen oficio.

Azulejos de Triana hasta media altura, luego cal blanca, ventiladores de techo y ventanales a Dueñas y Gerona, buena barra y salón con mesas para el menú diario, si esto fuera Francia sería un bistró de esos parisinos, agradable y de comida casera, pero es Sevilla, y esto es una buena taberna con cocina, con fotos antiguas, imágenes de cristos y vírgenes, carteles de procesiones y cacharros de barro.

Hay dos pizarrones, uno para las tapas y otro para los platos, a precio fijo, las primeras a 2,20 euros y los platos a 8,00 euros, y en la nómina de ambos unas alineaciones como de delantera Stuka, como de Eurobetis de Alabanda y Cardeñosa, a saber, por las tapas, albóndigas, riñones al Jerez, carrillada ibérica, menudo de ternera, ensaladilla rusa, huevas aliñadas; por los platos, calamares fritos, boquerones, cazón en adobo, para qué seguir, imaginen una de esas tapas de toda la vida, carne con tomate mismo, pues aquí la tienen y de sombrerazo.

Tiernísima y jugosa la carrillada ibérica, con su punto de comino y orégano y buen chorreón de tinto para el condimento, los tres buenos trozos de la tapa se encaman en un lecho de papas fritas peladas en la cocina de la casa, nada de bolsas de congelados. De guiso del día la suerte estuvo de nuestro lado, una habitas medianas con chocos, con un caldo de cabezas de langostinos, que otro día puede ser de gambas y otro un fumé de pescado. Todo con pan de bollo para dar buena cuenta de la salsa.

A diario hay menú con tres primeros platos a elegir, donde lo mismo hay lentejas que cocido, y de segundo otros tres a elegir, salmonetes fritos mismo o atún a la plancha, además entra el postre, casero, arroz con leche, crema de canela, flan, tarta de café o de queso, todo eso y copa por 8 euros, así no es raro ver las mesas llenas de parroquianos a diario, gente del barrio, trabajadores de la zona.

La caña se despacha a 1,20 euros y los vinos tampoco son para arruinarse, un decoroso tinto de la casa, en la línea de esos coroneles del cercano Rinconcillo, o del tinto de Morales, a 1,00 euro el copazo, los más milindris tienen Marqués de Arienzo Crianza (2 euros) que con tanto cambio de dueño ya no es lo que era, Campellanes (1,50 euros) es Rioja de opción más económica. En temporada hay mosto del Aljarafe (1 euros), aquí lo trae de Villanueva del Ariscal Bodegas Góngora, que también surte a la casa de su blanco Marqués de Heliche (1,50 €), otra opción más actual es un verdejo de Rueda, Prado Rey (1,50 €).

La casa también acoge reuniones más bohemias, todos los martes se reúnen pintores y poetas de la tertulia Cuadernos de Roldán, ya se sabe que artistas y literatos siempre buscaron el plato caliente y el vino potente a buenos precios. Aquí los tienen y una esquina mágica entre Sor Ángela, San Juan de la Palma y la calle de la duquesa, para mirar Sevilla de cerca.

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