En el prólogo de ¿Qué haces tan lejos de casa?, recién y hermosamente editado por el sello Bandaaparte, Agustín Fernández Mallo explica que el libro informa de cómo tres músicos rotan y orbitan, pero no de escenario en escenario [que también], sino de cómo orbitan los unos en torno a los otros dejando una zona de definición, un espacio no resuelto, un residuo poético a su paso.
Tal es la carta de presentación del debut como escritor de Ricardo Vicente (Zaragoza, 1975), conocido como músico por su militancia en grupos como Tachenko, Francisco Nixon y La Costa Brava, y que ha decidido probar suerte en la prosa fundiendo ficción y autobiografía. Hoy lo presentará en La Carbonería (Levíes, 18) a partir de las 20.00 horas, donde ofrecerá algunas canciones en directo.
Escribir es algo que hago de toda la vida, antes de salir de gira, pero antes trabajaba para fotógrafos, artistas, libros de viaje, y nunca antes me había atrevido a un proyecto como este, recuerda el autor. Comencé a escribir sobre la gira, y al llegar al tercer capítulo se lo envié a mis compañeros, Fran y Ramón, que me animaron a seguir. Pero lo que tenía claro es que no quería hacer un libro solo, ni un disco solo, sino algo que fuera realmente nuevo para mí.
Así, el libro se acompaña con un disco de once canciones inéditas, como La balada de Fran y Richi, A Joni Mitchell con todo mi amor, Era tan bello veros caer o la que da título al volumen, las cuales acompañan a cada uno de los capítulos del libro. Bueno, hay doce capítulos y once canciones, porque a mitad del libro deslicé un interludio. Temía que la monotonía de las giras se colara en la historia, puntualiza. Algunas cosas las tenía grabadas en casa anteriormente, pero sin montar ni producir. Todo el material es nuevo para el público, agrega Ricardo Vicente.
Adivinar si lo que se cuenta en el libro es verdad o producto de la fantasía del músico maño es un juego al que el lector está invitado. Desde pequeño, la mitad de las cosas que digo me las invento, explicaVicente. Pero me atrevería a decir que es un libro autobiográfico. Me he encontrado gente que venía a vernos y disfrutaba de los conciertos, pero sentía que había un vacío semántico por llenar.
En este sentido, los seguidores del artista van a reconocer su sello perfectamente sobre el papel, aun sin su habitual acompañamiento musical. Hay mucha reverberación, sí, referencias a estrofas de canciones, argumentos que vienen de lejos, enumera. La claridad es difícil de alcanzar, pero es un modo de dignificar la escritura y de mostrar respeto por quien lee.
Lo seguro es que la carrera literaria de Ricardo Vicente no concluirá aquí: La idea es tener varias facetas y compaginarlas bien. En mi caso, he estado en muchas bandas, pero lo que me atrae es seguir sacando a la luz cosas que no sean lo tradicional. Después de haber pasado todo el año dándole forma, estoy muy satisfecho con el trabajo conseguido. A veces un músico cae en la monotonía y necesita buscar un poco de ilusión.
No obstante, el autor reconoce que el trabajo de escribir es más arduo y largo que el de grabar un disco. La música es otra cosa, entras en el estudio, grabas cinco tomas, y ya está. Cuando escribes estás solo, apostilla.
