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Un estudio de la UPO subraya el fracaso del plan de autoridad única en la Gran Sevilla

Una autoridad única en el área metropolitana de Sevilla no tiene cabida. Es la conclusión a la que llega un estudio de la Universidad Pablo de Olavide (UPO), que incide en el fracaso de este tipo de figuras frente a alternativas como las mancomunidades o los consorcios que ya existen. El profesor Francisco Toscano Gil, en su libro El fenómeno metropolitano y sus soluciones jurídicas, publicado recientemente por la editorial Iustel, considera que, a excepción de los casos de Barcelona y Valencia, no hay ejemplos de éxito de este modelo en el resto del país.

el 16 jul 2010 / 16:07 h.

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Es la primera vez que se presenta una monografía de las distintas soluciones jurídicas del fenómeno metropolitano, sin limitarse al estudio de lo que se conoce como área metropolitana y entrando en el análisis de las alternativas. Se trata de una publicación que cuenta entre sus objetivos con el de perfeccionar las figuras existentes para seguir avanzando en la solución jurídica de este fenómeno, según un comunicado remitido ayer por la UPO.


En el caso concreto de Sevilla, desde 2008 el PSOE viene buscando fórmulas para integrar este territorio. La propuesta de una autoridad única fue la primera defendida por parte del secretario provincial del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, quien abogó incluso por liderar este proceso y que a lo largo de los últimos dos años fue anunciando que presentaría su modelo, incluso en el Parlamento de Andalucía, pero finalmente acabó desistiendo. Más recientemente, concretamente el pasado año en el marco de un foro organizado por este periódico en La Rinconada, el entonces consejero de Ordenación del Territorio y actual candidato del PSOE a la alcaldía de Sevilla, Juan Espadas, abogó por otra figura: crear una agencia para buscar inversores para el área metropolitana. El nuevo modelo consiste en un desarrollo del ya existente Consorcio de Vivienda, liderado por la capital hispalense y con muchas más competencias y recursos. El modelo viene avalado por la dirección del PSOE, por la Diputación de Sevilla y por alcaldes como el de Dos Hermanas, Francisco Toscano, o el de Alcalá de Guadaíra, Antonio Gutiérrez Limones, ambos del partido.

Como realidad física, un área metropolitana, como puede constituir por ejemplo la Gran Sevilla, es un espacio formado por municipios limítrofes entre cuyos núcleos de población se producen relaciones económicas y sociales de diverso tipo, superándose así las fronteras de los términos municipales. De esta forma, el área metropolitana es el entorno real donde transcurre el día a día de muchas personas, independientemente del lugar de empadronamiento.

Para favorecer la planificación, coordinación y gestión de servicios en este entorno dinámico se creó en 1985 la figura del área metropolitana, diseñada a través de la Ley Reguladora de las Bases del Régimen Local y materializada en la Ley de la Comunidad Autónoma. De este modo, ante esta realidad, tanto física como legal, el experto realiza en su publicación un recorrido por la figura del área metropolitana, analizando a su vez las alternativas existentes tales como las mancomunidades, los consorcios, los planes de ordenación del territorio o los convenios entre administraciones.

"Con este estudio como respaldo puedo afirmar de manera tajante el fracaso de la técnica del área metropolitana, apostando por alternativas no tan rígidas", señala el autor. Bajo su punto de vista, estas alternativas han predominado en España por su voluntariedad y flexibilidad, lo que les otorga una mayor proyección de la autonomía de los municipios, en lugar de una pérdida de peso específico.

El hecho de que sólo las áreas metropolitanas de Barcelona y Valencia hayan tenido repercusión en el país se debe, entre otras cosas, al "miedo a que se produzca una nueva centralización de lo metropolitano hacia la administración autonómica, además de que se detecta cierto recelo de los municipios a quedar diluidos en el nuevo sistema a favor del de mayor población", según el experto. Es por ello que este investigador de la UPO apuesta por encontrar soluciones jurídicas ligeras, un punto intermedio entre las actuales, de forma que se prime la flexibilidad pero sin dejar de lado la organización de las aglomeraciones urbanas mediante mecanismos formales dotados de cierta permanencia y estabilidad.

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