Cultura

Un estudio revela que los mayores lectores tienen menos de 14 años

ENaiara tiene diez años y no hay semana en la que no lea dos o tres libros, un vicio, el de la lectura, que esta niña madrileña comparte con el 81,9% de los chicos y chicas españoles con edades comprendidas entre los 10 y los 13 años.

el 15 sep 2009 / 20:28 h.

ENaiara tiene diez años y no hay semana en la que no lea dos o tres libros, un vicio, el de la lectura, que esta niña madrileña comparte con el 81,9% de los chicos y chicas españoles con edades comprendidas entre los 10 y los 13 años. Ellos son nuestros mejores lectores.

Tan elevado porcentaje era confirmado, por sexto trimestre consecutivo, en el último barómetro de hábitos de lectura y compra de libros elaborado por la Federación de Gremios de Editores de España, que sitúa en el 53,9% el índice de lectura entre la población mayor de 14 años.

"Es lo que más me gusta. Me traslada a otros mundos", confiesa Naiara. Buena estudiante, deportista y amante de la música, cuando tenía tres años rogó a sus padres que la enseñaran a leer.

Desde entonces no pasa un día sin que le dedique una hora -más o menos- a la lectura, casi siempre al acostarse o mientras desayuna, sin contar el tiempo que esta misma actividad le ocupa en el colegio. "No es una superdotada, es una niña normal, con inquietudes", deja bien claro Mercedes, su madre, quien comenta que para Naiara no hay peor castigo que dejarla sin leer "cuando contesta mal".

Según el citado barómetro, el 65,5% de los chavales como Naiara lee a diario o semanalmente, mientras que el 16,4% son lectores ocasionales, cogen un libro alguna vez al mes o al trimestre. El 59% lee porque les gusta -Naiara devora libros de aventuras, de misterio o de historias mágicas-, frente al 10,6% que lo hace por obligación.

El 74,5% de los chavales enganchados a la lectura son hijos de padres lectores, y un 84,3% recuerda cómo muchas noches su padre o su madre les leían antes de dormir. Eso hizo Mercedes con Naiara cuando era más pequeña.

Carmen, lectora compulsiva y madre de Ignacio y de Celia, de 12 y 7 años, respectivamente, obliga a sus hijos a leer todas las noches. No más de media hora. Al chico "le cuesta ponerse", dice, pero la niña "promete más". "Disfrutan cuando un libro les engancha, aunque les cuesta dar el primer paso", reconoce su madre.

Como Carmen, el 94% de los padres españoles entiende que la lectura es "imprescindible" en la educación de sus hijos, si bien luego sólo un tercio lee con ellos todos o casi todos los días, según se destaca en el Anuario del Libro Infantil y Juvenil 2008 de Ediciones SM.

Xosé Ballesteros, director de Kalandraka, una editorial modesta y periférica -su sede está en Pontevedra- pero con una lista de éxitos ya importante -publican unas 60 novedades cada año, y llevan diez funcionando-, apunta, como una de las razones que explicarían el auge de la lectura entre los más jóvenes, que precisamente son hijos de una generación de padres y madres amantes de los libros, con un bagaje cultural y un poder adquisitivo mayores.

El Anuario de SM, grupo editorial con destacada presencia en el mercado español y latinoamericano, y promotor de una colección que durante tres décadas ha hecho las delicias de muchos pequeños, "El barco de vapor", confirma el buen momento que vive una industria "fuerte, estable" y de gran vitalidad.

Una industria que se consolida "como el motor del sector editorial gracias -según el Anuario- a su constante crecimiento anual", que en 2006 se tradujo en unos sesenta millones de ejemplares editados y en una facturación que aumentó un 14,8% en relación al año anterior.

Para Jordi Sierra y Fabra, el mérito de la saga de J.K. Rowling o de Crepúsculo, de Stephenie Meyer, que también arrasa desde hace meses, es "haber conseguido que nuestros jóvenes hayan perdido el miedo al libro gordo. Además, con éxitos editoriales como esos las etiquetas por edades de los libros se han ido un poco a hacer puñetas".

Este prolífico y exitoso escritor -con casi 400 títulos es el autor español vivo con más obra publicada- insiste en el "momento dulce" que vive la literatura infantil y juvenil en España, y se muestra partidario de fomentar la escritura en las escuelas "porque ello lleva a los chavales a la lectura".

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