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Un etarra admite que cometió un atentado y después se disfrazó de pingüino y se pilló "una borrachera del copón"

el 10 nov 2011 / 14:30 h.

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El acusado de cometer el atentado contra la sede del PSE de Lazkao  (Guipúzcoa) en 2009, Manex Castro, ha reconocido este jueves en la  Audiencia Nacional ser miembro de la organización terrorista ETA y ha  explicado que perpetró este ataque para después disfrazarse "de  pingüino" y cogerse "una borrachera del copón" en las fiestas de  Tolosa.

Castro ha comparecido ante la Sección Segunda de la Sala de lo  Penal en compañía de Mikel Garmendia, también acusado por colaborar  en el atentado que se cometió el 23 de febrero de 2009. El fiscal  Vicente González Mota pide que Castro sea condenado a 25 años de  cárcel por un delito de estragos y otro de depósito de explosivos y  que Garmendia sea castigado con ocho años de prisión por colaboración  con organización terrorista.

Tras negarse a responder a las preguntas del representante del  Ministerio Público, Manex Castro ha indicado a su defensa que  mantiene una "relación muy estrecha" con Garmendia ya que le conoce  de "toda la vida" tanto a él como a su familia.  

Al ser cuestionado si hablaban de política y sobre la situación de  los presos de ETA, ha respondido que es un tema que "está en la  calle". "Siendo del País Vasco es lógico que hablemos de política",  ha añadido.

No obstante, ha precisado que Mikel Garmendia ni nadie de su  entorno conocía que era miembro de ETA ya que él nunca cambió de  hábitos. "Jugaba en los partidos de fútbol, salía de juerga, seguía  trabajando", ha agregado.

Respecto al atentado, ha explicado que aquel fin de semana pidió  la furgoneta con la que cometió el ataque a su amigo ya que sabía que  "no iba a pedirme explicaciones". "Es una persona muy abierta, muy  bueno con todos, es un pedazo de pan y sabía que él no me iba a pedir  explicaciones de nada", ha añadido.

Ese día envió un mensaje de texto a Garmendia pidiéndole que, si  alguien preguntaba por él, dijera que había estado en la sidrería en  la que trabajaba y que se verían en las txoznas durante las fiestas  de Tolosa. "El grupo de amigos quedamos en que nos íbamos a disfrazar  de pingüinos", ha dicho, para añadir que, tras cometer el ataque, se  puso el disfrazo y devolvió las llaves de la furgoneta a Mikel.

"Estuvimos echando un trago y haciendo el payaso. Yo iba de  pingüino e hice pues... lo que hacen los pingüinos", ha relatado,  para agregar que al día siguiente habló con su amigo y admitieron  haberse cogido los dos "una borrachera del copón".

Por su parte, Mikel Garmendia ha asegurado que no pertenece a la  banda terrorista y que nunca ha colaborado con ella. Además, ha  mostrado la sorpresa con la que acogió la detención de su amigo por  pertenencia a ETA. "Su familia ha sufrido mucho porque un tío estaba  en la cárcel y me dijo que no quería hacer sufrir a su madre y acabar  así", ha señalado.

Más adelante, el acusado ha afirmado que sus amigos le piden  habitualmente su furgoneta para "ir de juerga, al monte o a ligar"  porque tiene "una cama". "No tengo ningún problema para dejar las  cosas", ha remachado.

"He venido aquí a contar la verdad y no tengo ningún motivo para  huir"
, ha señalado, para  asegurar que nunca hubiera prestado su  vehículo de haber tenido noticia de que sería utilizado en la  comisión de un ataque de ETA.

Los amigos que han comparecido, en calidad de testigos en el  juicio a petición de la defensa, han señalado que Garmendia era muy  "confiado" y "un buenazo" al no tener reparos en prestar sus  pertenencias. Su hermano, que también ha declarado en la vista oral,  ha aseverado que las pegatinas de ETA encontradas en su domicilio no  eran del acusado sino suyas.

"PARA ETA HABLAR DE POLITICA ES UTILIZAR BOMBAS"

Para el fiscal, no es asumible que el procesado no pidiera "una  explicación" sobre el paradero de la furgoneta ya que guardaba  "afinidad ideológica" con Castro como reflejan su firma en un  manifiesto a favor de la liberación de Iñaki de Juana Chaos o el  material intervenido en su domicilio. "Para los miembros de ETA  hablar de política es utilizar bombas", ha concluido.

Según el escrito de acusación, Castro cometió el atentado junto a  los presuntos etarras Beinat Aguinagalde y Ugaitz Errazkin, que  también están procesados en esta causa. Los tres formaban un 'talde'  denominado 'Asti' dentro del 'comando Ezuste' que planificó y ejecutó  el atentado con explosivos contra la Casa del Pueblo de Lazkao,  situada en el número 27 de la calle San Prudencio. Antes de la  explosión, Aguinagalde realizó una llamada avisando de la colocación  del artefacto.  

Según el escrito de acusación, el artefacto estaba compuesto por  una carga entre 8 a 10 kilos de explosivo y causó importantes daños  materiales en la sede socialista y las viviendas y los vehículos que  se encontraban cerca. La bomba fue confeccionada en la casa de  Castro, ya que en los cubos de basura situados en las inmediaciones  del domicilio se encontraron elementos similares a los utilizados en  el atentado.  

Tras los hechos, Emilio Gutiérrez, un joven cuya vivienda había  quedado destrozada por la explosión atacó con una maza la 'herriko  taberna' de la localidad, por los que recibió en las redes sociales  calificativos como 'el héroe de Guipúzcoa' o 'el justiciero de  Lazkao'. No obstante, también sufrió amenazas del entorno de la banda  terrorista que le obligaron a abandonar el pueblo y fijar su  residencia fuera del País Vasco.  

Castro, que fue arrestado en marzo de 2009 en Villabona  (Guipúzcoa), está reclamado junto a Aguinagalde y Errazkin por el  asesinato del empresario Ignacio Uria, que se produjo el 3 de  diciembre de 2008 en la localidad guipuzcoana de Azpeitia.

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