Menú
Local

Un examen, 42 años de maestro

Las oposiciones de educación de ayer invitan a 36.000 aspirantes a una profesión que clama por una selección más exigente

el 19 jun 2011 / 20:21 h.

TAGS:

Un grupo de opositores a maestro, ayer, antes de que empezase la prueba en la Facultad de Ingenieros de Sevilla. / manu montilla

La primera vez que se presentó a las oposiciones al cuerpo de maestros, Mari Carmen González no había cumplido los 23 años. Acababa de terminar Magisterio, vivía con sus padres, estudiaba en su dormitorio y salía sólo para comer cuando el plato ya estaba en la mesa. Han pasado 11 años y aquí está de nuevo Mari Carmen, interina desde el año 2000, obligada a presentarse al examen de oposición hasta en seis ocasiones, incluida la de ayer, junto a otros 36.153 aspirantes a las 3.796 plazas de Infantil y Primaria que se ofertan en Andalucía.

La diferencia es que ahora Mari Carmen tiene 35 años, está casada, trabaja como maestra sustituta cuando hay baja en algún colegio, no tiene mesa de estudio en su dormitorio ni se encuentra la comida en la mesa hasta que ella misma la prepara. Además cuida de un hijo de dos años y de otro que nació hace un mes, y que no le ha dejado mucho tiempo para preparar el examen. Ha estudiado lo que ha podido usando esos diminutos espacios de tiempo libre, apenas perceptibles, que se esconden en el horario de una madre trabajadora. "Aunque hoy me saliera bien la parte escrita, no tengo tiempo ni energía para preparar la presentación oral. Soy interina y me presento por obligación, pero sólo voy a entrar a firmar", dice Mari Carmen.

En España, parafraseando a los principales líderes políticos del país y de Andalucía, la "profesión más importante para una sociedad", "la política de las políticas", "la piedra angular del sistema" empieza en un bolillero de bingo. Una jaula esférica con 25 bolitas dentro, una por cada tema de oposición, a extraer tres. El instrumento en cuestión es de plástico y cabe en una caja de juegos de mesa. Pero cuando ayer apareció al fondo del pasillo, en manos de un funcionario, miles de opositores que esperaban en el hall de la Facultad de Ingenieros contuvieron la respiración y el funcionario se convirtió en un verdugo y el juego de bolitas en un hacha enorme. "La mayoría hemos estudiado 23 temas como máximo, matemáticamente puedes dejarte dos sin estudiar", decía Begoña, tragando saliva.

Como si dedicarse a la enseñanza fuera una cuestión de azar. Muchos de los aspirantes de ayer sacarán la plaza y serán funcionarios docentes en prácticas a partir del 1 de septiembre. Ya nada les arrebatará ese puesto de trabajo en los próximos 30 o 40 años. Ángeles salió de la Facultad de Educación el año pasado. Ésta es la primera vez que oposita y si logra la plaza, será maestra durante los próximos 43 años (o 45 si retrasan la edad de jubilación de los profesores a los 67 años).

Durante toda su carrera, el nivel de exigencia en sus clases irá in crescendo: tendrá que refrescar sus conocimientos cada curso, adaptarse a cambios constantes en la normativa, rellenar 200 papeles para poder innovar en métodos de enseñanza... Llegará un momento en el que sienta que la sociedad cambia mucho más rápido que la escuela. Deberá aprender a manejar cosas que no existían cuando ella estudió la carrera: nuevas tecnologías para enseñar, nuevos idiomas, aulas con alumnos de muchas culturas, conflictos en clase, familias tan absorbidas por su trabajo que no tienen tiempo para pensar en cómo va la educación de sus hijos...

La escuela cada vez será más dura, pero un día descubrirá dos cosas: una, que en realidad el sistema no es más exigente con los maestros que menos se esfuerzan y haciendo lo mismo o menos, le pagan igual. Y dos: que lleva 20 años trabajando como maestra y ni su salario ni su estatus profesional lo han notado demasiado.

Ninguno de los maestros novatos recién licenciados pensaba ayer, mientras se devoraban las uñas por conseguir "un trabajo de por vida", que en España no existe una carrera profesional definida en la educación. Muchos son ajenos a los cambios que prevé el Gobierno para el modelo de oposiciones, que en el futuro ya no incluirá las bolitas y los temas al azar, sino 10 o 15 preguntas cortas, un tema práctico a desarrollar y un periodo de prácticas evaluable de un año. Tampoco tienen por qué pensar por qué Alfredo Pérez Rubalcaba, candidato del PSOE a presidente, planteó hace dos días crear un MIR para profesores, como el que sirve para seleccionar a los médicos: un examen único para toda España y un periodo de prácticas que hay que aprobar para optar a la plaza de maestro. Una idea revolucionaria de la que se lleva hablando 30 años, casi el mismo tiempo que se lleva criticando el sistema de formación inicial y permanente del profesorado.

Tras dos horas de examen, Begoña salió electrizada y agarró a Patricia del brazo: "¿Cuánto has escrito?". "19 páginas", respondió. "¡Y yo sólo ocho! ¡Mierda, estoy muerta! ¿Pero 19 por delante y por detrás?". "No, 19 carillas en total". "¡Eso son nueve y media! Petarda, casi me matas del susto, joder!". Lucas, el hijo pequeño de Begoña, miró a su madre con cara asustada y preguntó a su padre: "¿Mamá está enferma?". "No", respondió éste, "va a ser maestra".

  • 1