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Un gran acierto y una gran rectificación

Comenzó mal el partido para el Sevilla con el planteamiento del técnico, que sin embargo supo reaccionar sobre la marcha.

el 04 feb 2010 / 00:39 h.

Gran acierto el cambio de Manolo Jiménez. Gran acierto porque el Sevilla logró un resultado magnífico que lo coloca con muchas opciones de entrar en la final de Copa. No hay más si existe el resultado. Dicho esto cabe destacar que el técnico del Arahal se equivocó en su disposición inicial. Su posterior rectificación la convirtieron en acierto Fabiano y Navas. Y no hay más.

En la primera parte Míchel (Getafe) le dio un espectacular baño a Jiménez (Sevilla). Como en la Liga, adelantó las líneas, ahogó a los nervionenses, manejó con soltura el balón y con ello el partido. Evidentemente, había inferioridad en el centro del campo, pero sobre todo porque Zokora actuó ayer de inicio en una posición exageradamente retrasada, casi junto a los centrales. Eso supuso que los pivotes del Getafe distribuyeran con comodidad el partido desde la medular, ayudados por los jugadores de banda azulones, que siempre caían por dentro y creaban superioridad en una zona donde los sevillistas brillaban por su ausencia. Eso defendiendo.

A la hora de atacar el marfileño estaba tan retrasado que no era alternativa de garantías para sacar la pelota. Y claro, había inferioridad en la medular local, pero por el mal posicionamiento de los jugadores. Esta superioridad táctica del rival obligó a Jiménez a mover el banquillo para compensar la deficiencia. Optó por quitar a un delantero, Negredo, para meter a Romaric y poblar el centro del campo cuantitativamente, más que cualitativamente. Tan cierto fue que se equilibró entonces el partido como que Luis Fabiano marcó un golazo que dio un giro al encuentro cuando menos se esperaba.

A partir de ahí, eso sí, el Sevilla, con el resultado a favor, sí que se mostró más seguro, manejó mejor el balón con tres centrocampistas y, además, rompió el ritmo de juego del Getafe en la segunda mitad con faltas y más faltas. El aluvión de juego madrileño no tuvo caudal de este modo y el Sevilla, con el 1-0 a favor, ya no tuvo que ir descaradamente a por el partido, es decir, se vio en la situación en la que mejor se encuentra. A la contra.

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