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Un hundimiento inaudito

El 12 de agosto de 2007, un buque de bandera panameña llamado New Flame, cargado con 42.000 toneladas de chatarra de origen desconocido y 750 de fuel, chocó con un carguero a media milla de Punta Europa. Como consecuencia del impacto, la proa del buque chatarrero se hundió a 23 metros de profundidad. Seis meses después, el New Flame se ha hundido casi por completo.

el 15 sep 2009 / 00:00 h.

El 12 de agosto de 2007, un buque de bandera panameña llamado New Flame, cargado con 42.000 toneladas de chatarra de origen desconocido y 750 de fuel, chocó con un carguero a media milla de Punta Europa. Como consecuencia del impacto, la proa del buque chatarrero se hundió a 23 metros de profundidad. Seis meses después, el New Flame se ha hundido casi por completo tras provocar varios vertidos y sin que las autoridades gibraltareñas hayan hecho nada para evitarlo. Resulta inaudito que nadie haya intervenido durante este tiempo para evitar el riesgo evidente que amenazaba el litoral andaluz. Alguien debe explicar a los ciudadanos por qué durante seis meses, la desidia y la ineficacia -como se encargaron ayer de recordar los grupos ecologistas- han presidido las actuaciones del gobierno del Peñón que, pese a los cuatro vertidos de fuel detectados en los últimos meses, tan sólo ha reconocido el escape de algunas manchas de aceite provenientes de los equipos de salvamente. El hundimiento del New Flame, -acelerado por el fuerte temporal de los últimos días en aguas del Estrecho- ha colmado la paciencia de la Junta, que ha anunciado acciones judiciales contra Gibraltar por su incompetencia en la gestión de la crisis, así como aciones civiles contra el armador y la aseguradora del chatarrero. El Consejo de Gobierno de la Junta aprobará hoy personarse ante la UE para reclamar a Gibraltar los gastos ocasionados por la limpieza de los vertidos. El Gobierno ha trasladado su inquietud a la embajadora del Reino Unido y también baraja emprender acciones legales. Los ciudadanos quieren saber por qué Gibraltar no actuó con diligencia ni aceptó la ayuda técnica ofrecida por la Junta y el Gobierno. En casos como el del hundimiento del New Flame queda claro que la soberanía británica del peñón sigue siendo hoy un problema más que una solución.

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