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Un laberinto de togas y papeles

El nuevo inmueble judicial de la Buhaira comienza a recibir público. Los primeros visitantes vagan por él algo perdidos y los funcionarios se quejan de la falta de espacio y de orden.

el 19 ene 2010 / 21:47 h.

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"Perdón, ¿el Juzgado de lo Social 7 está en la sexta planta, no?", pregunta un abogado. "Los juzgados de lo Social están entre la sexta y la quinta, pero creo que sí, que el número 7 está en la sexta", responde una funcionaria. Conversaciones como ésta. ocurrida en un ascensor, se repiten desde hace un mes en el edificio puente de los juzgados, situado en la avenida de la Buhaira. Ayer finalizó la mudanza de los juzgados, con la llegada de Penal 1, pero aún quedan muchos detalles que cerrar.

Aunque en abril hace un año que se inauguró, hasta ahora sólo estaba ocupada la séptima planta, en la que se ubican los dos juzgados de lo Mercantil. La tranquilidad en la que vivían sus funcionarios, dueños de un edificio entero, se ha visto alterada por el ajetreo de los operarios de la mudanza: cajas de cartón por todos lados, operarios cargando expedientes, sillas y mesas es el aspecto que presenta este inmueble con olor a nuevo, que en nada se asemeja a la imagen clásica de un juzgado.

Aún no hay mucho público rondando por las siete plantas de este edificio, al margen de los funcionarios, sólo había algún letrado que otro más despistado que otra cosa. Sin embargo, cuando los juzgados se reubiquen y vuelvan a su actividad normal diaria más de uno peregrinará de puerta en puerta buscando qué juzgado le ha citado, pues los carteles no es que sean de gran ayuda.

En la entrada un inmenso rótulo espera que poco a poco se vaya completando, ya que ahora no indica más que algunos de los servicios que tienen sede en el inmueble. En cada planta las indicaciones son más precisas, pero las prisas de la mudanza han hecho que más de un cartel esté en un lugar que no le corresponde y en su lugar haya sido sustituido por un sencillo post-it, mucho más efectivo, o por el siempre recurrente cartel hecho a mano.

Hasta los propios funcionarios están desconcertados porque "no sabemos dónde están nuestros compañeros". Y es que la distribución de los juzgados nada tiene que ver a la existente en el Prado. Juez, secretario y funcionario no están agrupados en una misma zona como antes, sino que la distribución se ha hecho teniendo en cuenta el nuevo Servicio Común de Ejecutoria, con el que se pretende evitar otro caso Mari Luz, pero sin que éste funcione. "Estamos separados del juez y del secretario y tenemos que estar todo el día subiendo y bajando escalera, además del tiempo que perdemos", se quejaba ayer una funcionaria.

El problema es que este servicio no se ha puesto en marcha (la Consejería de Justicia estimaba que se inauguraría con el edificio puente) porque no hay acuerdo con los sindicatos. Ayer mismo hubo otra reunión que acabó sin acuerdo, incluso algún sindicato solicitó la retirada del proyecto, y Justicia les dio hasta el jueves para presentar las alegaciones, según explica el responsable de Justicia en Sevilla, Miguel Ángel Ramos.

En este servicio trabajarán 65 funcionarios que se encargarán de ejecutar las sentencias y siete secretarios judiciales, además de la Fiscalía. De ahí que en el nuevo edificio se hayan separado en plantas distintas a los funcionarios que en la actualidad se encargan de las ejecutorias de los compañeros que llevan a cabo otras tareas del juzgado. "Por un lado es comprensible que Justicia haya organizado el edificio según la nueva oficina judicial, pues no tendría sentido abordar dentro de unos meses la reforma", señala Ramos.

Sin archivos. Pero las quejas de los funcionarios se deben a la falta de espacio. "Estamos desbordados de papeles y pegadas unas mesas con otras y aún faltan más armarios por llegar", explica uno de ellos. Aunque lo más llamativo es que los funcionarios no puedan dejar de visitar las antiguas instalaciones y todo porque el archivo se ha quedado atrás. "Ayer mismo estábamos revisando la libertad de un preso, pero nos hacía falta su expediente que está en el Prado. Así una y otra vez, no es forma de trabajar". Ellos esperan que, tal y como estaba previsto en el proyecto, los archivos sean llevados al sótano del edificio.

"Vamos de un lado para otro cargando con bolsas", destaca otra funcionaria, mientras se cruza con una compañera que también viene cargada desde el Prado, pero no porque ha tenido que ir al archivo, sino "porque hasta final de mes estamos celebrando allí los juicios" con el fin de evitar complicaciones a los ciudadanos que fueron citados hace meses a juicio.

Será en febrero cuando los juzgados de lo Penal celebren ya las vistas en su nueva ubicación. Para entonces tendrán que estar listas las 13 salas, ubicadas en la primera planta. Ahora sólo funcionan unas cuantas, en las que ya están celebrando los juzgados de lo Social, en el resto "están preparando los sistemas de grabación" o incluso mejorando la red eléctrica. Para entonces, también habrá que tener los calabozos listos, pues "ahora mismo no nos pueden traer a presos aquí" porque según se rumorea entre la plantilla "han colocado las cerraduras por dentro de las celdas".

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