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Un mercado de lo más natural

el 17 mar 2012 / 12:35 h.

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Vehículo eléctrico en Eco Sevilla.

No se dejen engañar. Eco Sevilla no es un lugar sectario, aunque en la entrada pueda toparse, de pura casualidad como el que os escribe, a una mujer con la boca tapada con esa fina tela que usan los médicos para operar y con el miedo a tocar a todo el que pase a su lado. Es una excepción, porque la inmensa mayoría de los visitantes a la II Feria de Productos Ecológicos, Vida Saludable y Desarrollo Sostenible son gente sencilla, que come, bebe y siente como el más mortal de los mortales, aunque tal vez un poco más sano, porque todo lo que consumen viene de la tierra.

Su filosofía es, después de todo, tan natural como la vida misma. Con más de un centenar de expositores, los adalides de lo ecológico regresan al Palacio de Exposiciones y Congresos de Sevilla después de la exitosa primera edición, celebrada en otoño, a la que asistieron unas 15.000 personas. Ahora han probado primavera, para ver cuando gusta más un espacio considerado por sus propios organizadores como un mercado de los productos ecológicos.

Cuando se habla en esos términos de Eco Sevilla, la primera imagen que surca la mente es la de un huerto, con sus manzanas, sus puerros y sus acelgas. Todo, por supuesto, basado en el canon de la agricultura ecológica. Pero nadie atina a pensar ni en el guaraná, ni la ecopizza de queso y de verduras ni las ecoempanadillas. Ni siquiera dibuja la presencia del cortador de jamón ecoibérico ni saborear un vino como Ocnos.

Todo ello está dentro de una ruta gastronómica donde el prefijo eco no falta y que tendría que culminar, como manda la lógica, con una parada en la zona de restauración, donde hay bares de Madrid, Barcelona, y, como no, de Sevilla. Es el restaurante Gaia, resguardado en la estrechez de la calle Luis de Vargas y que exporta sus tapas a Sevilla Este, aunque sea sólo este fin de semana.

Pero en este mercado no sólo se compra alimento, sino también todo aquello que vele por la sostenibilidad. En un paseo por los expositores, este zoco ecológico le brinda la posibilidad de adquirir placas solares para generar energía en la vivienda, ser testigos del futuro a través de la nueva gama de coches eléctricos, o encontrar todo tipo de ofertas como jabones y productos cosméticos, saquitos de relajación, hierbas aromáticas o juguetes.

Pero la belleza de lo eco no se esconde en los productos, sino en cultivar el espíritu. Eco Sevilla desvela esa filosofía de vida a través de conferencias en las que se inculca, lo importante de lo que se come, cultivar la salud exterior pero también interior y, ya de paso, echar un cable con un pensamiento más abierto ahora que la mayoría están agobiados por la crisis.

En ese sentido, recurren a ponentes como Adela Llerena, que ha atendido a varios empresarios que han caido en ruina y que los ha levantado haciéndoles ver que el cambio de modelo productivo que se viene produciendo supone una oportunidad. En medio del mercado, no faltan asociaciones y organismos humanitarios, a la vez que una tetería, que se convierte en lugar de descanso.

Tantric Tea, reza la entrada a este paraíso de bienestar, que está al lado de una de las joyas de Eco Sevilla: los talleres. Era la hora de almorzar, pero en una especie de jaima había más de una veintena de personas tumbadas en posición fetal y con los ojos tapados. Al rato, se quitan la venda y pasean viendo al de alrededor para compartir un entorno vital. Es Gestalt: Tomando conciencia de mí, y está impartido por la terapeuta Raquel Jiménez, que se desenvuelve con soltura pero con una calma inusitada, pese a que la duración es de dos horas. Sólo es una más de los muchos talleres, donde no faltan biodanza reflexología podal, arteterapia y flamenco yoga.

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