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Un numerito impresentable

Una vez confirmada su renuncia a repetir, lo que los sevillanos quieren saber es si Monteseirín va a agotar el mandato o no. Y si no es así, que se ponga fecha a su marcha y se acabó.

el 13 abr 2010 / 20:18 h.

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Ni el Ayuntamiento de Sevilla, que representa a la ciudad, ni el PSOE se pueden permitir el numerito que están ofreciendo a cuenta del relevo de Alfredo Sánchez Monteseirín en la Alcaldía. No se lo pueden permitir por los sevillanos.

Cada día se despachan nuevas declaraciones al peso. Confusas, contradictorias entre sí y casi siempre crípticas, es decir, en el metalenguaje interno, justamente el registro que menos interesa a los ciudadanos. Los dirigentes socialistas de todas las instancias están posibilitando un correcalles diario que sólo sirve para agrandar la sima de las posibilidades electorales de su marca.

Una vez confirmada su renuncia a repetir, lo que los sevillanos quieren saber es si Monteseirín va a agotar el mandato o no. Y si no es así, que se ponga fecha a su marcha y se acabó.

Quizás haya muchos ciudadanos que lo ignoren, pero estamos en el preámbulo del que puede ser un nuevo pulso entre el alcalde y el partido. En los estertores de su poder municipal, Monteseirín anuncia que va a remodelar el equipo de gobierno tras la marcha de Gómez de Celis.

Sin embargo, el PSOE de Sevilla no quiere que lo haga unilateralmente. La dirección quiere marcar los movimientos con la futura alcaldesa, Rosamar Prieto, si es que finalmente Monteseirín se baja del sillón de la Plaza Nueva. La atribución para remodelar su equipo es exclusiva del alcalde.

Pero tal como están las cosas, en el PSOE se tomarían como una provocación una crisis de gobierno sin consultas previas. ¿Por qué amaga Monteseirín ahora con seguir?

Ocurre que aún no se ha dado con un puesto definitivo del gusto del alcalde, quien se ha desplegado en varios ámbitos buscando acomodo tanto en el corazón del poder financiero de las empresas participadas por las cajas como en el ámbito de la diplomacia, dicen que tras haber hecho un mohín a la propuesta de ocuparse del Consorcio del río Guadalquivir.

En el fondo, ése es un problema de Monteseirín y de su partido. Que lo resuelvan con eficacia y profesionalidad cuanto antes. El problema de la ciudad es que está perdiendo ya demasiado tiempo en tanta intriga palaciega de todo a cien.

¿Creen que los sevillanos no van a tomar nota de tanta polémica estéril, tanta tontería, tanta táctica burda y tanto movimiento pretencioso de fina estrategia política? ¿Se creen que el PSOE va a salir indemne de esta falta de consideración, de la escasa capacidad que están demostrando todos para resolver esto, de la falta de lealtad que se sigue cociendo a fuego lento a los ojos de todos y de tanto mareo?

No habíamos visto tanto dislate en mucho tiempo, tanta pérdida de energías en asuntos que no mejoran la vida de los sevillanos cuando más necesitan que sus intituciones den la talla.

Tras el célebre teletipo del nueve largo que envió Griñán anunciando que el actual alcalde no repetiría para cortar el debate sucesorio, este debería ser ya un tiempo para las soluciones. Pero sigue siendo un tiempo de problemas.

Que se vaya Monteseirín o será mejor que se calle y siga trabajando. Y el PSOE -tanto el provincial como el regional- que actúe y cierre la boca, que se espabile y resuelva.

En reuniones internas el actual alcalde dice que se quiere ir inmediatamente y en su partido algunos se frotan las manos. Públicamente le piden que se quede, aunque sea con la boca chica. Entonces él reitera que hará lo que le pida su partido.

Y así la opinión pública ya no sabe ni lo que quiere Monteseirín ni lo que en verdad quiere su partido. Hasta dudamos si ellos mismos lo saben. Verdes se la están segando a quien asuma la candidatura socialista a la Alcaldía de Sevilla.

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