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Un partido con mucha guasa

El Sevilla se juega esta noche en Génova su pase a la siguiente ronda de la Copa de la UEFA. Depende de sí mismo, pero una derrota podría acarrear una catástrofe inesperada. Envuelta en la mejoría del equipo, la cita del Luigi Ferraris es una auténtica final.

el 15 sep 2009 / 20:00 h.

El Sevilla se juega esta noche en Génova su pase a la siguiente ronda de la Copa de la UEFA. Depende de sí mismo, pero una derrota podría acarrear una catástrofe inesperada. Envuelta en la mejoría del equipo, la cita del Luigi Ferraris es una auténtica final.

¡Bienvenidos los tópicos! Partido trampa, partido guasa, peligro enmascarado, y todos los que alcancen a recordar. Porque todos los de este tipo los acepta el encuentro que el Sevilla tiene que disputar esta noche ante la Sampdoria en Génova. El equipo de Manolo Jiménez llega bien posicionado, segundo del grupo, y con la enorme ventaja de depender de sí mismo ante un rival que se juega el todo por el todo. Pero ante estos factores positivos nervionenses la Sampdoria tiene la indiscutible ayuda de actuar de local y la necesidad como aliada.

El escenario para el Sevilla es el siguiente. Si gana, será como mínimo segundo y aspira a ser primero si el Standard cae en Stuttgart. Si empata, también estará clasificado y sería probablemente segundo, aunque podría caer a la tercera posición si el equipo alemán golea a los belgas. Si pierde, dependería del otro partido del grupo, en el que los teutones posiblemente se lleven por delante a los flamencos, ya clasificados. En caso de triunfo alemán, diría adiós a su competición el Sevilla. En caso de empate o triunfo del Standard, pasaría como tercero de grupo.

Así las cosas, la consigna está clara, no perder. Porque si bien es verdad que el equipo hispalense parece haber vuelto a sus mejores momentos de la temporada tras sus triunfos ante el Real Madrid y el Villarreal, no lo es menos que un traspiés en la Copa de la UEFA, que se aspira a ganar por tercer año, retorcería el gesto nervionense hasta llevarlo a la exigencia de responsabilidades. No puede permitirse el equipo andaluz el lujo de fallar.

Nunca un equipo italiano es el idóneo para jugar finales, partidos decisivos ni determinantes, está claro, y la historia del fútbol está llena de ejemplos. Por eso mismo el Sevilla, con argumentos más que suficientes para infundir temor a la Sampdoria, debe andarse atento a un equipo que sabe competir y a un árbitro con aires caseros.

El equipo italiano, actualmente en una zona templada de la Serie A italiana (14º), llega a la cita tras ganar a la Reggina a domicilio y con el peligro casi concentrado en un nombre, Antonio Cassano, peculiar donde los haya pero recuperado para el fútbol en el equipo genovés tras su surrealista paso por el Real Madrid. A su calidad se le une mucha brega y fortaleza física en el resto del equipo, pero ni por asomo la calidad que atesora el Sevilla.

Porque, y esto es necesario tenerlo presente, el conjunto hispalense es superior al italiano, otra cosa será demostrarlo en el terreno de juego. Aun sin Kanouté, que se ha quedado en Sevilla debido a sus molestias musculares, Jiménez podrá repetir su sistema de gala y con sus mejores jugadores. El trivote, esta vez con Luis Fabiano en punta (andaba resfriado pero no de gravedad), volverá a ser la fórmula elegida. En cuanto a los nombres que lo compongan, así como el resto del once, está por ver qué cita elige Jiménez para refozar su teoría de las rotaciones. Queda claro que el partido sin marcha atrás es el de hoy, por lo que se presupone que los cambios quedarán para Palma, aunque no es descartable alguno, como la inclusión de Maresca en su regreso a Italia. El caso es salir airoso de un envite con mucho más que perder que ganar.

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