Deportes

Un Sevilla destruido o aún por construir

El Sevilla cae en casa ante el PSG en su reencuentro con la Liga Europa.

el 16 sep 2010 / 20:56 h.

El delantero brasileño del Sevilla CF Luis Fabiano (i) controla el balón ante Clement Chantome (d), del París Saint Germain.

Este Sevilla plantea dudas, varias dudas. La mayor de ellas es si el proyecto que presenta esta temporada está ya obsoleto, derruido, destrozado antes casi de echar a andar o si por el contrario está aún en estado embrionario, en gestación y de ahí su alarmante falta de fisonomía. La derrota de anoche ante el PSG plantea esa incógnita. El conjunto de Antonio Álvarez acabó derrotado, derrumbado y cansado. Los síntomas fueron nefastos y dejan a las claras que el trabajo se diluye o hay que intensinficarlo. En ataque faltan ideas y vías de penetración, además de remate, velocidad y precisión. En defensa el equipo está descoordinado y las líneas exageradametne separadas. Así, cualquier equipo bien trabajado, el PSG lo es, como también lo era el Deportivo o el Sporting de Braga, amarga la noche. Y amargo resultó el reencuentro del Sevilla con la Liga Europa, que como la temporada empieza cuesta arriba con la derrota en casa ante los franceses.

El Sevilla, a nivel individual, tiene creatividad, velocidad y efectividad, pero a nivel colectivo todas esas virtudes brillan por su ausencia. Principalmente porque los que las atesoran entran poco en juego. La película de ayer ya ha sido proyectada en el Sánchez Pizjuán muchas veces. El rival se cierra, tapa las vías de penetración y las luces se apagan. Ayer, los creadores del fútbol sevillista fueron Alexis y Cáceres, y en menor medida Zokora. En la medular Cigarini casi ni apareció –¿Guarente jugó?–, y José Carlos intentó descolgarse alguna que otra vez, pero claro, entonces apenas tenía opciones arriba.

Todo era resultado del cierre de líneas del PSG, muy juntas en defensa, por lo que la solución que encontró el Sevilla ante el posicionamiento parisino fue la ya conocida: balones en largo a Kanouté. Claro que éste en la primera parte estaba en el banquillo, por lo que la mayoría de ellos se perdieron. ¿Y en la segunda? En la segunda mitad sí jugó, pero tan aislado e impreciso que los balones, en vez de perderse en el aire, se perdieron en el césped.

La otra solución aplicable a tal problema, la velocidad en la circulación ante la atosigante presión, no se formuló. Porque el Sevilla no tiene calidad para jugar a más velocidad. A la de crucero podrá ganar, pero por acciones individuales de los buenos jugadores que tiene (José Carlos, m. 16, Luis Fabiano, m. 20) o en jugadas a balón parado (Alexis, m. 6, José Carlos, m. 35). Para más exigencias hacen falta más revoluciones, pero para ese motor turbo faltan piezas. Ya sea porque no las hay o porque las que existen están desengrasadas (ya se sabe, destruido o por construir).

Luego está la defensa. Palop duda más de lo aconsejable y sigue existiendo un hueco alarmante entre la línea de cuatro de atrás y el centro del campo. O bien un pivote se ancla delante de la zaga o bien la zaga se acerca a los pivotes, pero el espacio que se dona al rival fruto del desajuste es mortal, y por ahí casi se adelanta el PSG en un par de ocasiones de Erdinç. Pero entre este galimatías cualquier equipo sabe defender y aprovechar alguna contra tarde o temprano. Ayer fue Nene (76’), otro día fue Matheus... Ante un equipo falto de patrón cualquiera que sepa a lo que juega cobra ventaja.

  • 1