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Un sol de justicia recibe el regreso de la Sagrada Cena a Dos Hermanas

Jueves Santo, día del amor fraterno y jornada para recordar en Dos Hermanas ya que, tras varios años de suspensión, la hermandad de la Sagrada Cena volvía a hacer estación de penitencia. En esta ocasión, Jesús de la Humildad y Paciencia y la Virgen del Amparo y Compasión despidieron el paso de misterio y aguardaron su llegada en la casa hermandad.

el 01 abr 2010 / 17:29 h.

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La Sagrada Cena volvió a procesionar un Jueves Santo en Dos Hermanas.
Juan Bando Reina, vicepresidente de la junta gestora, comentaba, emocionado, y un tanto nervioso, que todos estaban "con muchísima ilusión y vemos que el tiempo nos acompañará, algo que nos hará estar más contentos todavía. Además, confiamos en que la hermandad esté a la altura que debe, como ya estuvo en su tiempo y esperamos que esta sea una estación catequética para todos, tanto para los que estamos dentro como para los que la verán desde fuera".


A las puertas de la casa hermandad se dieron cita muchísimos cofrades pese al sol y el calor que hacía: querían ser testigos de este momento. María del Carmen Martínez Cortina, devota del Señor, y Paqui Fornet, hermana de la hermandad y esposa y madre de costalero, explicaban que estaban "muy contentas por este momento y a ver si puede ser que sea para siempre". Ambas afirmaban que irían todo el recorrido tras el paso.

Y cuando comenzó la estación de penitencia, nada más abrir las puertas, aplausos para la Cruz de Guía. La voz del capataz, Manuel Vaquero, se oyó dedicando la primera 'levantá' a los hermanos que ya no están y, en especial, al padre de la camarera del Señor de la Cena. Vaquero nos respondía con los ojos rasos de lágrimas cuando le preguntamos qué había sentido después de volver a tocar el martillo después de los años de suspensión: "no tiene explicación, o al menos yo no puedo explicarlo; es algo muy grande y a ver si quiere Dios que sigamos adelante y no haya más interrupciones".

La fuerza de la cuadrilla de costaleros por hacerlo lo mejor posible se hacía patente; despacito pero bien llevado, el Señor de la Sagrada Cena y sus apóstoles comenzaron a andar para recorrer algunas calles de su feligresía, con los sones de ‘Réquiem' y 'Yo soy la Salud' de la Banda de Cornetas y Tambores de Nuestro Padre Jesús en la Presentación al Pueblo. Su director, Luis Palacín, nos contaba que habían querido "apoyar a la hermandad de esta forma. Hemos firmado un contrato simbólico porque nuestro objetivo era prestarle nuestra ayuda y así ha sido". De esta forma, los músicos nazarenos, que tocan en la capital hispalense en la Estrella, San Bernardo y el Cachorro, sonaron esta Semana Santa por segunda vez en su ciudad -el Lunes Santo lo hizo con su hermandad-.

La emoción contenida de muchos de los devotos allí congregados se tornaron en llantos de alegría por el que esperan que sea el inicio de una nueva etapa en la hermandad.

Antes de que esta finalizara su recorrido, la hermandad de la Vera-Cruz hacía su salida procesional desde el barrio de San Sebastián. Seriedad en el cortejo, silencio al paso del Señor Crucificado - conocido como el ‘Cristo Viejo' por su antigüedad- y marchas fúnebres de la Agrupación Musical Utrerana para la Virgen del Mayor Dolor, que lucía espléndida en su palio bordado. Esta cofradía recorre el centro de la ciudad y hace presentación ante la Capilla del Gran Poder, horas antes de la Madrugá, momento en el que Jesús con la Cruz a Cuestas, la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso y San Juan Evangelista inician su estación de penitencia. Este año es histórica porque incorporan a las mujeres vestidas con el hábito de nazareno -aproximadamente unas 40-, y porque el Señor procesiona en un nuevo paso.

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