Un estudio de género en la escuela realizado por la Universidad de Sevilla a petición de la Consejería de Innovación ha descubierto, por medio de encuestas en 500 colegios andaluces, una cantera de 250.000 jóvenes con perfil de riesgo sexista. Un tercio de los alumnos de ESO ve "comprensible avergonzarse de amistades y hermanos homosexuales".
Un equipo de 36 profesores de las facultades de Antropología, Sociología, Psicología, Pedagogía y Comunicación Audiovisual de Sevilla empezó a trabajar hace dos años en un proyecto de investigación sobre la diversidad de género en la escuela.
El proyecto culmina este curso, y el equipo espera que la Consejería de Innovación financie una prórroga. El objetivo del estudio era desarrollar materiales didácticos virtuales (on line) para que los profesores supieran descubrir el germen de las desigualdades en sus aulas y enseñar a sus alumnos a corregirlas.
Se hizo un sondeo preliminar, basado en un cuestionario a los alumnos, a sus familias y a sus maestros, para ver cómo de profunda era la brecha de género que separaba a los chicos de las chicas, a los padres de las madres y a los profesores de las profesoras. El resultado no fue una brecha, sino un abismo.
Sobre todo en el caso de los chicos. Un tercio de los alumnos (33,4%) considera comprensible avergonzarse de amistades y hermanos homosexuales. El 22% no está seguro, y en el caso de las chicas, es un 20% el que piensa de este modo, mientras un 60% está radicalmente en contra.
Detrás de este pensamiento, la coordinadora de la investigación, la profesora María Ángeles Rebollo, no descubre tanto la homofobia incipiente, como el sexismo más radical. Los mismos jóvenes de entre 12 y 16 años que respondieron sobre el rechazo a los gays, también contestaron que "tiene más ventajas ser hombre que ser mujer" (40% chicos, 17% chicas); o que "es normal que los novios se venguen de sus novias si les ponen los cuernos" (38% chicos, 28% chicas); o que los "chicos que ponen los cuernos a sus novias son más machos" (31,4% chicos, 17% chicas).
Los adolescentes, sobre todo los chicos, no han aprendido a equipararse con las mujeres ni entienden la desigualdad como el signo que identifica a las personas, sino como el signo que las excluye de la mayoría, ya sean homosexuales o mujeres.
Para probar esto con más certeza, los investigadores incluyeron en la encuesta una pregunta-trampa: "¿Es más fácil insultar a un hombre que a un homosexual?": El 57% de los chicos y el 45,8% de las chicas respondieron afirmativamente. "No entendieron la comparación, porque no se dan cuenta de que un homosexual es también un hombre, y ellos entendieron que hombre es igual a heterosexual, y por tanto lo contrario a homosexual", dice Rebollo.
Los primeros resultados del informe nacen de un sondeo piloto que se realizó en 50 institutos, 25 de Sevilla y provincia y otros 25 en Granada. Las encuestas las han distribuido entre los alumnos los coordinadores del proyecto de coeducación en cada centro, los jóvenes a su vez se las han pasado a sus padres.
Las actitudes de las familias hacia la coeducación y la igualdad de género también fueron interpretadas como uno de los orígenes del sexismo temprano de los chavales: el 40% de los padres respondió que "las mujeres se visten de forma provocativa para los hombres", una idea que comparte el 24,7% de las madres.
El 60% de los progenitores está convencido de que "hay juguetes propios de niñas y juguetes de niños", y los mismo opina el 50,5% de las madres. El 51% de los hombres piensa que las mujeres son "maniáticas de la limpieza", y también el 38,8% de las madres.
"La proyección que hace esta investigación nos dice que de una población juvenil de 800.000 adolescentes, 250.000 (un 30%) tiene un perfil de riesgo sexista, por comportamientos, actitudes y formas de pensar, y que todo eso viene ya alimentado en la familia, a través de la televisión y en la calle", concluye Rebollo.
