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Un tranvía llamado protesta

El Metrocentro de Sevilla nació con polémica, pero ya ha entrado a formar parte del imaginario de la ciudad a la espera de que se desprenda pronto de sus brutales catenarias que no ensombrecen nada la importancia de tan moderno y limpio medio de transporte.

el 14 sep 2009 / 21:50 h.

El Metrocentro de Sevilla nació con polémica, pero ya ha entrado a formar parte del imaginario de la ciudad a la espera de que se desprenda pronto de sus brutales catenarias que no ensombrecen nada la importancia de tan moderno y limpio medio de transporte. Y aunque el tranvía sigue teniendo hoy muchos detractores estaba fuera de previsión cuando se puso en marcha que pasara a ser el centro de atención preferido de las cientos de protestas y manifestaciones que tienen la capital andaluza como escenario reivindicativo. Desde hace algunos meses la mayor acción de protesta que realizan los más variopintos colectivos laborales en huelga que protestan en Sevilla consiste en interrumpir de forma irresponsable el paso del tranvía en la Avenida de la Constitución. Decisión fácil de ejecutar teniendo en cuenta por la zona peatonal que discurre y la baja velocidad a que circula. Gracias a ello, los protagonistas de las protestas consiguen llamar a la atención pública como nunca lo conseguirían de otro modo convencional. Y todos lo saben. El tranvía sigue en el foco ciudadano y de los medios de comunicación. Unos y otros amplifican cualquier incidencia que en él se produzca, aunque la mayoría entren dentro de lo previsible. Pero esa repercusión que tiene un corte del tranvía no debería justificar que éstos se repitan con la frecuencia que se suceden. Los colectivos laborales tienen el derecho sagrado de organizar las protestas y las manifestaciones que crean oportuno siempre que no se salten la ley. Interrumpir el paso de un servicio público de transporte atenta ya de entrada contra el derecho de los usuarios del mismo a no sufrir incidencias mientras viajan. El Ayuntamiento de Sevilla tiene que asumir de una vez su responsabilidad de articular las medidas necesarias y fijar las sanciones pertinentes para el Metrocentro no acabe siendo el altavoz favorito de todas movilizaciones laborales.

El tranvía es una realidad muy reciente, pero tan corta experiencia ya ha sido suficiente para tratar de impedir con la ley en la mano que se convierta injustamente en el blanco de todo tipo de reivindicación ajena.

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