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Un verdadero cuento de hadas

Su cuarta temporada en Inglaterra lo ha consagrado como uno de los grandes porteros de la mejor liga del mundo y ahora, tras la asunción de Capello del cargo de seleccionador inglés, se postula para defender la meta del equipo de los tres leones. La trayectoria de Manuel Almunia es meteórica.

el 14 sep 2009 / 22:06 h.

Su cuarta temporada en Inglaterra lo ha consagrado como uno de los grandes porteros de la mejor liga del mundo y ahora, tras la asunción de Capello del cargo de seleccionador inglés, se postula para defender la meta del equipo de los tres leones. La trayectoria de Manuel Almunia es meteórica.

Ya no era un niño cuando Arsène Wenger, con razón considerado el mejor cazatalentos del fútbol mundial, lo reclutó para su Arsenal. El entrenador francés mantiene la teoría de que los porteros deben darle a sus plantillas el toque de veteranía que no tienen en otras posiciones. Así, ese fabuloso equipo de insultante juventud que asombra a toda Europa se ha apoyado en la experiencia bajo los palos de un ilustre como Jens Lehmann. Pero el declive del alemán, que ya tiene 38 años, ha permitido el salto a la fama del español Manuel Almunia (Pamplona, 19-5-77).

La carrera de Almunia antes de marcharse a Inglaterra fue discreta, por no decir mediocre. A sus 27 años, en el verano de 2004, acababa de descender con el Albacete, donde había compartido minutos con Valbuena (jugó 24 partidos contra 14 del ex madridista). En La Mancha había sido su casi bautismo de fuego en Primera, aunque sus dos primeros encuentros en la máxima categoría fueron con el Recreativo de Lucas Alcaraz el año anterior. Dos segundazos en dos campañas previo paso por el filial del Osasuna, el Sabadell y el Eibar no son lo que se dice el preludio de una carrera estelar. Pero la cuna del fútbol, Inglaterra, obró el milagro.

Almunia llegó al Arsenal para ser suplente de Jens Lehmann, que había sido fichado un año antes. A Wenger le gustan los porteros altos y no es partidario de disputas por el puesto bajo los palos, así que le venía de perlas un guardameta dispuesto a entrenar y agradecido por la oportunidad, por lo que jamás se iba a atrever a pedir protagonismo.

Saint denis.

El punto de inflexión en la carrera de Almunia fue la final de la Liga de Campeones de 2006, perdida por el Arsenal frente al Barcelona. Lehmann fue expulsado al cuarto de hora y el navarro se convirtió en el bastión de la resistencia 'gunner', heroica hasta los minutos finales. La temporada pasada, a la vuelta del Mundial, el portero alemán ya veía peligrar su titularidad, como lo prueban las ácidas declaraciones que le dedicó a su compañero nada más arrancar la pretemporada. Wenger respetó los galones del teutón y Almunia sólo jugó dos partidos de Liga.

Sin embargo, el reloj jugaba en favor del español y también el desafecto de la afición del Arsenal hacia un Lehmann que cada vez se mostraba más inseguro. Una lesión del presunto titular días antes de arrancar la Premier League fue la excusa que necesitaba el entrenador del Arsenal para propiciar el relevo. Wenger le enseñó, sutilmente, el camino de la puerta a Lehmann al fichar a un joven portero polaco, Lukasz Fabianski, para el banquillo. Las actuaciones de Almunia lo asentaron como indiscutible.

La llegada de Fabio Capello al banquillo de la selección inglesa coincidió con varias actuaciones impresionantes del español. Especialmente llamativa fue su parada a Robbie Keane, del Tottenham, en el derbi del norte de Londres. A un cuarto de hora para el final, con el marcador empatado, detuvo un penalti y el Arsenal marcó el gol de la victoria en la jugada siguiente. Ídolo en el Fly Emirates, su posible nacionalización y debut con Inglaterra es más que un rumor.

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