Economía

Una agenda agraria para Soler

De la principal provincia agrícola andaluza, Almería -lo es en facturación y exportación-, procede el nuevo consejero de Agricultura y Pesca, Martín Soler. (Foto: El Correo)

el 15 sep 2009 / 03:31 h.

De la principal provincia agrícola andaluza, Almería -lo es en facturación y exportación-, procede el nuevo consejero de Agricultura y Pesca, Martín Soler. Tendrá un bautizo de fuego con la reforma del algodón, un gigantesco presupuesto para desarrollo rural y la encomienda de preparar al agro ante el recorte de ayudas. Ésta será su agenda.

De inmediato, Bruselas. Plato fuerte para estrenarse, la reforma del régimen comunitario de ayudas al algodón, que en mayo entra en su recta final. Sobre la mesa, pesimismo, el del anterior consejero de Agricultura, Isaías Pérez Saldaña, que hace sólo unas semanas reconocía que el partido pintaba mal, "somos uno, España, contra todos los demás, que suman veintiséis".

La ministra del ramo, ahora llamado de Medio Ambiente, Medio Rural y Marino, Elena Espinosa, concedió a Andalucía el protagonismo en las negociaciones algodoneras, que para eso en esta comunidad se cultiva la práctica totalidad del oro blanco. Y a tenor de cómo va el juego, se tratará de salvar al menos los muebles aceptando una OCM (Organización Común de Mercado o sistema que rige las ayudas para un determinado sector) que dé margen de maniobra a los países miembros para poder aumentar las subvenciones al agricultor que opte por mantener la producción y entregarla a la industria desmotadora, y ni una ni otra cosa hacen falta ahora para cobrar las primas comunitarias.

Cosas del destino, allá por 2004 Espinosa se estrenó como ministra y Saldaña como consejero con una reforma del algodón denunciada posteriormente por España ante el Tribunal Europeo, que, en parte, le dio la razón y obligó a la Comisión Europea a plantear otra. Cuatro años después, bautizo de fuego para Martín Soler.

De inmediato, también, la cuestión ganadera. El año pasado a la Consejería le pilló de sopetón la virulencia de la fiebre catarral ovina (la enfermedad de la lengua azul) y nada le gustó a Manuel Chaves que los ganaderos, para protestar, se apostaran ante las puertas de la Casa Rosa, sede provisional de la Presidencia de la Junta de Andalucía. Estar alerta y, sobre todo, cumplir y hacer cumplir los planes de reestructuración de la cabaña diseñados por el anterior equipo de Agricultura serán vitales para que el mosquito que transmite el mal no le amargue el verano y el otoño al nuevo consejero.

En el terreno empresarial, y dado que en Andalucía se ha proclamado el fin de la política agrarista y conferido prioridad a la agroindustrial, agilidad en la tramitación de los expedientes de ayudas.

Demostrado está que éstas arrastran, y mucho, a la inversión, y en la Consejería hay depositados en estos momentos proyectos que se revelarán muy importantes para la comunidad. Y en este ámbito, en el sector se espera con ansia las órdenes que configuren el apoyo institucional, vía dineros, a las fusiones de cooperativas y los acuerdos estratégicos entre compañías.

Martín Soler, asimismo, hereda el que será, sin duda, su principal documento de trabajo para los próximos cuatro años: el Plan de Desarrollo Rural de Andalucía 2007-2013, que a finales de febrero pasado recibió las bendiciones de Bruselas y cuyo presupuesto global alcanza la friolera de 5.630 millones de euros, de los que 4.431 millones serán aportaciones públicas, y de ellos 1.881 millones procedentes de las arcas europeas.

Se trata, y esto es importante, de recursos ajenos a las ayudas directas que cobran los agricultores y ganaderos, y que suman por campaña en torno a 1.880 millones de euros. Toda una Consejería económica. Precisamente orquestar el pago de estas últimas fue la tarea más administrativa más ardua que le tocó librar al equipo de Saldaña, después del radical cambio operado la Política Agrícola Común (PAC) que alteró por completo las fórmulas de cálculo de las primas -al generalizarse el denominado pago único, independiente de la cosecha obtenida-. Aún quedan ajustes que, como este año, obligan a demorar las solicitudes.

Dos urgencias en materia verde. La primera, meterle mano al desarrollo de la normativa autonómica sobre nitratos, que Medio Ambiente ha hecho ya su parte y queda la de Agricultura. La segunda, más compleja, emprender políticas serias de racionalización en el uso del agua -no vale con decir tanto hemos invertido en mejorar las infraestructuras de riego-, puesto que no hay frenos en la expansión del regadío en esta Andalucía seca, y de sequedad Soler entiende, que por algo procede de Almería. De las tres leyes autonómicas pendientes, una muy medioambiental, la de la Dehesa (clave, casar el desarrollo económico y el respeto al entorno), y las otras dos son la del Olivar y el Aceite y la de la Calidad Agroalimentaria y Pesquera.

Si a Saldaña le tocó una época difícil, por cuanto tuvo que lidiar con la ingente carga administrativa que depararon los cambios de Bruselas, las reformas del algodón y del tabaco y la reestructuración azucarera y enderezar una gestión de las ayudas a la agroindustria que arrastraba grandes demoras y condujo a la impopular decisión de cerrar la ventanilla de las subvenciones a los empresarios, a Soler se le mirará con lupa su capacidad para preparar al campo andaluz de cara a un horizonte, el de 2013, tras el que, seguro, no llegará tantas y tantas primas de Bruselas.

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