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Una buena cosecha sólo nace con un terreno bien arado

Un bajón ahora en la recta final podría tirar por la borda el trabajo de toda la temporada y el batacazo desde lo alto de la ola dolería bastante más.

el 23 mar 2014 / 20:44 h.

Los jugadores del Sevilla celebrando uno de los goles. / Cristina Abadía. Los jugadores del Sevilla celebrando uno de los goles. / Cristina Abadía. El Sevilla se abona a la fiesta. El partido ante Osasuna era un cuchillo de doble filo –bastante afilado– porque tras la resaca del jueves todo apuntaba a que las piernas de los futbolistas no aguantarían lo suficiente como para hacer frente a un siempre correoso equipo navarro que pelea por no caer en la zona de descenso. En el siempre incómodo estadio de El Sadar no había ganado hasta ahora ninguno de los grandes equipos de la Liga, hasta que ha llegado el mejor Sevilla de esta temporada. Allí, donde tardas tardes terminó el equipo hispalense con la cabeza baja y el casillero vacío, ayer se sacó pecho y se llenó el saco con tres puntos más. Emery y sus chicos están ahora mismo en lo más alto de la ola. Las cinco victorias consecutivas en Liga y el subidón de moral tras la dura y sufrida eliminatoria europea son la mejor muestra de que ni la plantilla estaba tan justa de efectivos ni el entrenador no era el apropiado para el banquillo de Nervión. Algo tendrá el bueno de Unai Emery cuándo, ahora sí, está sacando lo mejor de cada jugador a pesar de que no todos tengan los minutos de juego que quisieran. El buen trabajo siempre debe dar un buen fruto y parece que el Sevilla aró bien el terreno de cultivo el pasado verano desde la dirección deportiva y el capataz de la finca está haciendo todo lo posible para que al final de la campaña la cosecha sea excelente. A pesar de este estado de euforia que vive el sevillismo, las campanas no deben lanzarse al vuelo porque todavía no se ha conseguido absolutamente nada. Se está en el buen camino pero falta todavía mucho campeonato tanto en la Liga como en Europa. Un bajón ahora en la recta final podría tirar por la borda el trabajo de toda la temporada y el batacazo desde lo alto de la ola dolería bastante más. El órdago que le queda al Sevilla es tremendo: doble o nada. Así de claro. En los próximos partidos se verá si realmente el importante arreón de estas últimas jornadas tiene continuidad o si se está nadando muy buen para quedarse luego en la orilla. La próxima cita es ante el Real Madrid el miércoles. Un duro rival al que Sevilla intentará meterle el diente y demostrar que ahora sí, va muy en serio porque quiere que siga esta fiesta.

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