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Una crisis naval endémica...

Astilleros de Sevilla y Pickman comparten la búsqueda de un inversor que reflote el negocio

el 29 dic 2010 / 19:43 h.

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Los trabajadores de Astilleros se han concentrado en varias ocasiones este año para protestar por su situación.

La crisis económica sigue azotando con fuerza al tejido productivo, golpeando a empresas de muy diverso tamaño, pero hay conflictos que permanecen enquistados o más bien que, por su prolongación en el tiempo, parecen vivir inmersos en una crisis endémica. A este perfil responde la situación que atraviesan Astilleros de Sevilla o la centenaria industria de loza La Cartuja de Pickman.

En el caso de la industria naval, la historia del último año se resume en una factoría parada, sin actividad, pendiente de qué ocurrirá en el futuro. En situación de concurso voluntario de acreedores, antigua figura de la suspensión de pagos, la firma naval no encuentra un inversor que la reflote. Conversaciones, contactos, negociaciones ha habido, pero no han fructificado. Y ello pese al ofrecimiento, en varias ocasiones, de la industria auxiliar de hacerse cargo de su actividad, también sin éxito.

El año arrancó con dos opciones para el astillero, o la liquidación, o que la Junta tomase las riendas para hallar un inversor, como finalmente sucedió. En junio se presenta un expediente de regulación extintivo (ERE) por el que se marchan 84 de los 244 trabajadores, mientras que los 160 restantes permanecen bajo un ERE temporal, a la espera de ver cómo se puede reanudar la actividad, mientras han visto cómo sus compañeros de Astilleros de Huelva suscribían un acuerdo laboral que abocaba al cierre a una empresa naval para la que no se veía futuro.

La opción del concurso se planteó para blindar a la sociedad ante un eventual concurso necesario presentado por alguno de sus acreedores, con lo que se perdería el control de la compañía. Así la Junta nombró un administrador que, no obstante, se marchó ocho meses después sin dejar atrás un plan industrial.

Sí que arrastra, según una auditoría de las cuentas, una deuda que ronda los 100 millones de euros, según adelantaron los sindicatos. Para los trabajadores, una inversión de 30 millones de euros devolvería la actividad a las instalaciones.

En el caso de Pickman, la historia es tristemente parecida. Su plantilla lleva inmersa en un ERE que no deja de prorrogarse más de año y medio. De nuevo, la intermediación de la Junta para la búsqueda de un inversor que levante el negocio, aunque desde la Administración han reiterado a los trabajadores que tal vez la opción con más garantías sea la constitución de una sociedad anónima laboral (SAL) en la que ellos mismos asuman la gestión de la actividad.

No son las únicas empresas en dificultades, pero sí las que llevan más tiempo en ellas.

...Y una empresa que triunfa en EEUU

¿Qué empresa puede presumir de haber servido como ejemplo para un presidente de EEUU y de haber conseguido su respaldo financiero?

Abengoa puede hacerlo, después de que Barack Obama encumbrase su proyecto de construcción de la que será la mayor planta solar del mundo -cuyas obras han comenzado ya en Arizona- en uno de sus habituales discursos semanales el pasado mes de julio.

Obama anunció en ese momento que su Ejecutivo actuaría como avalista de la compañía andaluza por importe de 1.450 millones de dólares (1.115 millones de euros) para un proyecto que Abengoa se adjudicó en el año 2008 y que requerirá una inversión de 2.000 millones de dólares (1.525 millones de euros).

Una noticia que supuso un espaldarazo financiero para un proyecto, denominado Solana, que, con una potencia instalada de 250 megavatios, tendrá capacidad para suministrar energía para 70.000 hogares y supondrá la creación de 1.600 puestos de trabajo durante su construcción.

La confirmación efectiva llegó el pasado 21 de diciembre. Su filial Abengoa Solar informaba de que había conseguido un crédito para financiar esos 1.450 millones de dólares, sin concretar con qué entidades y en qué condiciones, en un año en el que España logró desbancar a EEUU en potencia termosolar instalada (432 megavatios frente a 422).

 

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