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Una cruz de solidaridad compartida

Los beneficios de la promoción del pectoral del Santo Padre serán para Cáritas Diocesana

el 28 sep 2013 / 21:05 h.

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Una cruz humilde, aunque llena de significado, ha sido reflejo de los primeros seis meses del pontificado del Papa Francisco. Aunque primero llamó la atención por no ser de oro ni incorporar brillantes, con el paso del tiempo ha quedado claro que su presencia sobre el cuello del cardenal Bergoglio no era cuestión de azar, ni siquiera de gustos. Que el Santo Padre la llevara sobre su pecho desde que fuese elegido como tal en el cónclave del Vaticano marcaba la senda a seguir por una Iglesia que, desde entonces, parece mucho más comprometida con lo social y con el abrazo cercano a los más necesitados que con el oropel. Lo dicen los gestos y por supuesto el simbolismo de la Cruz del Buen Pastor, que prescinde de la imagen del crucificado para mostrar a un Jesucristo vivo que porta y soporta sobre sus hombros a la oveja descarriada, en señal de acogida. Una pieza cuya réplica ofrece El Correo desde mañana lunes y que para conseguir sólo será necesario coleccionar tres de los siete cupones que se publicarán en el periódico hasta el domingo 6 de octubre. Desde el viernes se entregará la cruz a los lectores que hayan completado la cartilla con 3 cupones y abonen 2 euros, acompañada por un cordón fino de algodón para llevarla siempre sobre el cuello. Su sencillez es reflejo del nuevo rumbo de la Iglesia o al menos del carácter que sobre ésta ha imprimido el pontificado del Papa Francisco. Su compromiso con los más pobres ha servido como ejemplo para que los beneficios de esta promoción se destinen a una de las obras sociales que Cáritas Diocesana lleva a cabo en la ciudad. En concreto, lo recaudado irá a parar al sostenimiento del Centro Infantil La Providencia que las religiosas de Jesús-María mantienen en funcionamiento desde hace años en el Polígono Sur. En él, los niños del barrio reciben una educación integral que supera los límites de lo meramente educativo y lleva a las hermanas, junto con la comunidad educativa, a trabajar con sus familias, con sus retos personales y con su problemática diaria. Pero ellos, que son niños como el resto, con ganas de vivir, con ganas de aprender y con una losa social que a veces supera la realidad de su día a día, quieren lanzar un mensaje de optimismo que ahora será más real que nunca gracias a la aportación de Cáritas Diocesana, cuya labor en tiempos como el actual se está convirtiendo en pilar fundamental para sacar adelante a miles de familias sin recursos. María José Gil –aunque ella prefiere que la reconozcan como Josela, un nombre con un significado muy especial– es la directora de este centro infantil desde hace cuatro años. Reconoce que a pesar del esfuerzo de la Junta de Andalucía, los recortes en educación han dejado mermado el servicio de comedor y talleres que ofrecían a los niños. “Tenemos garantizado el concierto hasta las dos de la tarde para los alumnos del segundo ciclo, pero hasta ahí”, reconoce. El trabajo de estas religiosas y, especialmente los donativos y voluntariado de los sevillanos –ahora reforzado por los beneficios de la promoción de la Cruz del Buen Pastor– están permitiendo mantener el comedor y los talleres de sensibilidad e inglés, “un pilar para nuestra labor educativa”. Es sólo una pequeña ayuda que los 156 alumnos de este centro infantil quizás no perciban a simple vista pero que, en el fondo, les permitirá seguir haciendo lo que hasta ahora para ellos era lo habitual. “Para mí fue una alegría”, confiesa la hermana Josela. Ella sabe que el dinero que llegue vendrá participado por las cientos de personas que lleven sobre su cuello la cruz del Papa Francisco. “Un gesto precioso” que dará significado a la réplica de un símbolo del pontificado del cardenal Bergoglio. Pero no sólo de pan vive el hombre, ni tampoco de gestos. Por eso la directora del centro infantil nos invita a ver con nuestros propios ojos que esta aportación lleva vida y esperanza a los más pequeños. “Nuestro mensaje es que hay que venir a conocernos porque somos una realidad escondida, por descubrir”, indicaba. Sus palabras muestran que siempre hay motivos para el optimismo, mucho más cuando entre todos y, gracias a la réplica de la Cruz del Buen Pastor, puede hacerse más fácil y completa la educación de los más pequeños del Polígono Sur.

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