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Una de catas y vino

A la espera de si los romanos dan o no la cara en el Prado de San Sebastián, los arqueólogos que trabajan en el solar donde se levantará la nueva biblioteca universitaria ya se han topado con botellas añejas de González Byass y catavinos que acreditan el pasado feriante del solar, siendo éstos los únicos restos de valor (en este caso, etnológico) localizados por el momento. Foto: A.Acedo.

el 15 sep 2009 / 18:06 h.

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A la espera de si los romanos dan o no la cara en el Prado de San Sebastián, los arqueólogos que trabajan en el solar donde se levantará la nueva biblioteca universitaria ya se han topado con botellas añejas de González Byass y catavinos que acreditan el pasado feriante del solar, siendo éstos los únicos restos de valor (en este caso, etnológico) localizados por el momento. "Si se registran e inventarían los basureros del siglo XVI, ¿por qué no vamos a hacer lo mismo con los restos del siglo XX?", se pregunta el coordinador de los trabajos arqueológicos, Enrique Domínguez.

La Feria de Abril se celebró en el Prado desde 1846 hasta 1973, cuando se mudó a Los Remedios, donde permanece hasta hoy. Esos más de cien años dan para mucho. Más bien para mucha basura, que es lo que en estos momentos están catalogando los arqueólogos que trabajan en el solar del Prado, tal y como les obliga la ley. Tras las polvareda que se desató con la supuesta afección de las obras de la biblioteca de Zaha Hadid a los árboles del Prado -todos trasplantados con éxito-, el foco de atención se puso entonces sobre la posibilidad de que las máquinas arrasaran con restos de una posible necrópolis romana.

El proyecto que la Hispalense presentó deprisa y corriendo a la Comisión Provincial de Patrimonio de la Junta, que ya se está ejecutando, prevé excavar hasta 4,9 metros de profundidad, nivel en el que los técnicos no esperan encontrar, en principio, "nada" de valor. Jugando con la topografía del terreno en la época romana, del Palacio de San Telmo hacia el Prado, el suelo va en "sentido descendente", lo que implica, según las primeras aproximaciones, que los vestigios romanos, de haberlos, estarían a una profundidad mayor de 4,9 metros. En Carlos V, las obras del Metro fueron las que desenterraron esqueletos romanos a más de 7 metros. "Lo que se encuentre aquí [por el Prado] serviría solamente para puntualizar más lo ya conocido", apostilla Domínguez.

En el segundo nivel en el que se ha empezado a trabajar en los últimos días, los arqueólogos creen que van a encontrar restos de limos, al ser el Prado de San Sebastián una zona inundable. El terreno sobre el que se excava es especialmente compacto, por lo que la Hispalense está buscando el modo de reducir el ruido de las obras tras las quejas de los vecinos. Las tareas arqueológicas deben terminar este mes, porque el tiempo estimado de obra es de 20 meses y ya se va con cierto retraso. Habrá que ver el efecto que éste tiene, ya que la biblioteca está financiada por fondos Feder y éstos tienen fecha de caducidad.

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