El Aljarafe no está para fiestas de ningún tipo. Con las cuentas al límite, sin fondo para estar al día en las nóminas de su plantilla o hacer frente al pago a proveedores, los ayuntamientos están tomando el camino más impopular y, a la vez, con cierta lógica: suspender su Feria o, en su defecto, optar por un modelo más reducido, al estilo de una velá o, dicho de una forma más decorosa, como eran las ferias de antaño en los pueblos, sin tanto alumbrado, espectáculos o fuegos artificiales.
La historia viene de atrás. La crisis ya devoró a la feria de Palomares del Río hace dos años, mientras que a lo largo del pasado ejercicio se sumaron nuevas víctimas: Mairena del Aljarafe, Aznalcóllar, Castilleja de Guzmán y Espartinas. La economía no remonta el vuelto y, por lo tanto, la lista se ha elevado a diez municipios del área metropolitana, todos de la comarca del Aljarafe.
Bollullos de la Mitación y Mairena del Aljarafe soltaron la primera piedra. El primero no recibió suficientes peticiones de casetas para organizarla, mientras que el segundo aplazó sine die la feria por una cuestión de prioridades: primero hay que solventar la deuda y luego ya habrá momento para pensar en fiestas. Fue de las primeras decisiones de gobierno del nuevo alcalde, Ricardo Tarno (PP), lo que deja a los maireneros por segundo año consecutivo sin farolillos.
Mairena no es el único. También repitió en esa amarga experiencia Aznalcóllar, aunque no saltara en su día a la luz pública. La feria se celebraba tradicionalmente en junio, pero el precario estado de las arcas municipales, primero, y el relevo en el gobierno municipal -IU llegó el 11 de junio y la fiesta se habría celebrado sobre el día 25-, terminaron por acabar con la Feria. El mismo camino siguió Almensilla, cuya feria tampoco se celebró en junio, como estaba previsto.
A esta lista se sumaron esta semana Benacazón, que se limitará a liturgia religiosa de sus fiestas patronales tras informar de una deuda de nueve millones de euros, y Carrión de los Céspedes, que el año pasado ya sufrió un recorte duro, como es renunciar a la caseta municipal. Su nuevo alcalde, Ignacio Escañuela (IU), indicó que lo importante es hacer frente al primer pago con la Seguridad Social y Hacienda, al que adeudan 3,4 millones de euros.
La feria también desaparecerá como tal en Palomares del Río y Gelves. Escogen un formato más reducido. "No nos tenemos que avergonzar, cuando no hay dinero, no hay. Cuando uno organiza sus vacaciones, no se va de crucero a Noruega cuando no tiene 3.000 euros en el bolsillo". La explicación es de Valentín Martín, concejal de Festejos de Palomares del Río, donde se organizará en septiembre una velá en la caseta municipal con las hermandades. Y eso a pesar del interés de los caseteros, que se prestaron a asumir mayores costes.
Gelves no quiere escuchar la palabra velá y defienden que aunque no haya feria, sí mantienen las fiestas patronales a la Virgen de Gracia, que se celebran a final de agosto. No es un simple cambio de denominación: el centro del festejo será en la calle Real y no en el recinto ferial como antaño, lo que supone, junto a otras medidas, un ahorro de 90.000 euros para las arcas municipales. El concejal de Fiestas, Francisco Javier Flor, señaló que supone un "esfuerzo para que los gelveños no se queden sin sus fiestas" y señaló que habrá más actividades tanto deportivas como culturales.
Pero si de ahorro se habla está Castilleja de Guzmán. Su alcalde, Carmelo Ceba (PSOE), suspendió la feria el año pasado y esta vez la rescató pero en formato velá y prácticamente a coste cero. 1.900 euros fue el gasto para dos días de festejos en la plaza del pueblo, "la mayoría de ellos patrocinados".
Otro Ayuntamiento en crisis, el de Valencina de la Concepción, no podrá ni tan siquiera celebrar las velás de verano. Hace tiempo que suprimió la feria por la velá. Pero la hucha ya no da para más y estas, que habían cuajado en la población, también han tenido que echar el cierre y no se celebrarán este mes de agosto.
El resto celebrarán sus fiestas, siempre que no haya hecatombe en las cuentas, y sólo hay alguno con alguna duda, como Villamanrique de la Condesa. Los caseteros y el ayuntamiento se van a reunir en los próximos días para tomar una decisión al respecto.
El contrapunto. La feria está en peligro de extinción, pero al menos han resucitado en Espartinas. Tras un año sin su fiesta grande, resurgen con las mismas casetas que hace dos años (23, contando a la caseta municipal) y con un día menos de celebración. La feria tendrá lugar del 1 al 4 de septiembre y, aunque se basará en la austeridad con espectáculos en los que tendrán su protagonismo los artistas locales, también se darán un homenaje con cantantes del momento, como Natalia y Maka. Desde el Ayuntamiento mantienen que hace un año la velá funcionó a la perfección, pero son conscientes de que la feria “es un motor para la econonía de la comarca”.También se plantean en reducir en un día la Feria de Coria del Río, que sobrevive ante la adversidad al igual que una de las más célebres del calendario de la provincia: la de Santiponce. Este municipio tiene feria desde 1691, cuando el rey Carlos II le concedió un privilegio real para organizarla en octubre para activar la economía. Y, con esa mentalitad están dispuestos a mantenerlo, aunque hasta otoño aún quede un trecho. También arraigado a la tradición aguantará el tirón la feria de la Vendimia de Villanueva del Ariscal o la Feria de los Palacios y Villafranca. Asimismo está el caso particular de Bormujos. Ha celebrado su feria estos días, que ha dedicado no sólo a sus vecinos, sino a aquellos habitantes de otros pueblos vecinos que se han quedado sin disfrutar de estos días de asueto. La prueba es que han colocado una segunda portada, precisamente, a la entrada al municipio por la autopista Sevilla-Huelva (A-49).
