Cofradías

Una fe vivida de puertas adentro

Un víacrucis envolvió de recogimiento todo El Salvador.

el 21 abr 2011 / 20:46 h.

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El patio de la parroquia del Salvador era un hormiguero de túnicas. Todos con la mirada a un cielo que, por primera vez en todo el Jueves Santo, regalaba algún que otro rayo de sol. Más que esperanza era desaliento. Los hermanos sabían que Pasión no iba a salir, pese a la voz de su hermano mayor, Javier Criado, que una hora antes de la salida comunicó su impresión personal a los más de mil nazarenos. "Ni yo mismo tengo ni idea si vamos a salir o no", decía por megafonía, a la espera de que la meteorología albergara alguna esperanza.

No hicieron falta ni siquiera los partes. Como si fuera una respuesta a Criado, el cielo se cubrió y descargó. La mayoría de hermanos, que permanecían allí desde las seis de la tarde, se recluyeron dentro de la parroquia, aunque alguno buscaron refugio entre las cruces apiladas de los penitentes, que estaban cubiertas por un ligero plástico.

"Salgamos o no salgamos, esto es una manifestación de fe", repitió en innumerables ocasiones Criado. Y así ocurrió. Había cola para confesarse, mientras otros se alojaban a los pies del Señor de Pasión, que andaba sobre un monte de lirios. Enfrente suya, la Virgen de la Merced, que se resignó un año más a no llevar música en su discurrir.

Nada más anunciar que el riesgo de precipitaciones seguiría durante horas, se estableció un último acto de fe. Los nazarenos se colocaron sus antifaces e iniciaron su víacrucis de puertas adentro. La cruz de guía, iluminada por cuatro faroles, fue recorriendo los recovecos del templo, mientras se anunciaban las diferentes estaciones. Nadie movía un músculo hasta que finalizó el ritual, momento en que los hermanos montaron con orden una fila para honrar a sus imágenes. Mientras, una plaza del Salvador llena de paraguas esperaba a que abrieran las puertas para ser también partícipes de la Pasión de Cristo.

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