Josep Maria Noguès se la jugó. Su búsqueda de equilibrio, garra y fortaleza propició la creación de un once inicial sorprendente. En un regreso al pasado, Melli volvió al lateral derecho para escoltar a una zaga comandada por Juanito y Rivas. Arzu, Rivera y Capi se alinearon en el eje con el objetivo de sacrificar la zancada y la calidad de Emana por brega y colocación. Un Betis de siempre con un puñado de millones en el banquillo, a excepción de Sergio García, que demostró que no estaba para jugar de inicio al carecer del ritmo mínimo de competición.
La apuesta le salió bien al preparador bético. Un equipo ordenado, ayudado por los destellos de Mark González y Edu, fue suficiente para derrotar a un Almería plagado de suplentes, con todo hecho en la competición y la mente puesta en las vacaciones. Un gol tempranero y la inferioridad númerica propiciaron un escenario ideal para el Betis. Tan fácil se puso la cosa que el equipo bético cayó en la autocomplacencia. Por eso no hizo antes un segundo gol para acabar con el encuentro y como no podía ser de otra forma se abrió la puerta al desasosiego con dos claras oportunidades del Almería. Arzu, uno de los pocos jugadores de la plantilla capaz de tener iniciativa, se sumó al ataque y certificó el triunfo con un gran disparo. La salvación, más cerca.
