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Una jornada de cortejos, alegorías y Esperanza

Es la última oportunidad de ver cofradías. La tarde del Sábado Santo ofrece el encanto de lo clásico y el colorido de la confraternidad. La ciudad está en calma, con la melancolía recién estrenada y el cansancio acumulado, pero ávida de aprovechar los últimos retazos de la Semana Santa.

el 15 sep 2009 / 02:04 h.

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Es la última oportunidad de ver cofradías. La tarde del Sábado Santo ofrece el encanto de lo clásico y el colorido de la confraternidad. La ciudad está en calma, con la melancolía recién estrenada y el cansancio acumulado, pero ávida de aprovechar los últimos retazos de la Semana Santa.

El desasosiego del tránsito se redime con unas pinceladas, con unos caramelitos que recuerdan que todo volverá a empezar. El reducido número de cofradías y la exquisitez de las procesiones empujan a disfrutar de cada detalle. No hay bullas, no hay prisas, todo está en calma aunque la ciudad siga en la calle.

El trío de capilla en la cruz de guía de los Servitas, la alegría juvenil de la Trinidad, la variedad cromática del Santo Entierro y la simbología de la Soledad de San Lorenzo dan para mucho. Además, no faltarán las novedades porque, aunque todo parezca igual, todo será diferente.

La seriedad y compostura de la cofradía que sale de la capilla de los Dolores recuerda a una hermandad de silencio pese a contar con música. Eso sí, el acompañamiento musical es muy peculiar. Cada tramo, cada insignia, los servidores, los monaguillos? todo merece ser visto. Además, este año habrá que fijar en la memoria el conjunto del palio, porque el manto de la Virgen de la Soledad el año próximo irá bordado. De hecho, los Servitas confían en presentarlo públicamente antes de final de año, pues "ya está en el bastidor" de los talleres de Jesús Rosado de Écija.

La hermandad de la Trinidad, además de la curiosidad que presenta su paso alegórico, de la elegancia del Cristo de las Cinco Llagas y de la alegría que trae la última Esperanza de la Semana Santa sevillana, incorpora en su cortejo una vara con la reliquia de San Juan Bosco, obra de Manuel de los Ríos.

El cortejo del Santo Entierro es el más colorido y variado de la Semana Santa. Todas las hermandades participan, como representación, en esta procesión con su estandarte corporativo y con su túnica penitencial, junto a las representaciones de las instituciones civiles y militares componen esta procesión que, aunque puede resultar larga, es muy entretenida. Además cuenta con el paso alegórico más conocido, el del Triunfo de la Santa Cruz, o lo que es lo mismo, la Canina, que sale restaurada.

Completa la jornada una de las hermandades más señeras de la ciudad y con un sello inconfundible. La Soledad de San Lorenzo pondrá el epílogo más emotivo de la Semana Santa.

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