Feria de Abril

Una jornada muy cómoda con poco sol y menos para gastar

el 26 abr 2012 / 20:40 h.

Llegamos al jueves de Feria, uno de los días grandes de la semana de farolillos, y el panorama continúa siendo igual. "Que sí, que a mí me gusta mucho más así la Feria, se está mucho mejor y es más cómoda". Esta frase pronunciada en un corrillo de feriantes mientras daban buena cuenta de media botella de manzanilla, un plato de croquetas y un flamenquín modelo tres equis ele, se escuchó ayer bastante por el Real de Los Remedios. Lo malo es que ese así al que se refería el feriante era a una tarde nublada y con poca gente. Si a algún foráneo le diera por contar una por una todas las personas que estaban en la Feria diría que había muchas, incluso muchísimas. Pero créanme, eran pocas.

Lo de cielo nublado se arregló, porque aunque el día comenzó como si alguien hubiera echado unos toldos encima del Real para dar un poquito de sombra, a media tarde ese mismo alguien corrió las lonas durante algunas horas y el sol volvió a pegar de lo lindo en el Real. El albero volvió a brillar y dio otra vez buena cuenta de que cuando le pega el sol de frente y se proyectan en él la sombra de los farolillos regala una estampa que todos los feriantes tienen grabada en la retina casi todos los días del año. A pesar de que sí llegó el sol, éste no trajo el calor, lo cual dejó también una tarde estupenda de esas de Feria en las que al personal le gusta tomarse la tapita y la copita, o las copitas mejor dicho, en la puerta de las casetas tomando el fresquito y viendo y dejándose ver, por qué no.

Y para acompañar el momento, el ya famoso cloruro de calcio sí funcionó ayer y el albero se quedó bien asentadito. Ese así al que se refería el mismo feriante de las croquetas y el flamenquín con exceso de romana y trapío también quería decir que había podido llegar desde su casa a la Feria con tranquilidad, sin grades atascos y sin asustarse al ver las clásicas colas modelo pabellón de Canadá de la Expo 92 en las paradas de taxis y autobuses que tan típicas eran los días de gloria y que sólo con verlas se le quitaba a uno el hipo, la papalina y todo lo que llevará demás en el cuerpo después de echar más de doce horas en el Real dándolo todo por la causa. Ahora, si quiere pegarse el lujazo de volverse a casa en taxi, los tiene para dar y regalar.

El así también hacía referencia al paseo de caballos. Ya no había que esperar minuto y medio para poder cruzar una calle jugándose el tipo entre enganches a la limonera, a la media potencia y caballistas a diestro y siniestro que vistos desde abajo parecían un escuadrón del séptimo de caballería con ganas de quitarles las tierras al primo segundo de Toro Sentado. Ahora, todo es más fácil. Se mira un poquito a la derecha y a la izquierda y vamos que nos vamos, que el coche de caballos todavía viene de lejos y no hay peligro alguno.

También, el así de nuestro feriante quería decir que cuando uno llegaba a su caseta a comer, probablemente tendría hueco en la trastienda para poder comer tranquilamente. Los apretones, las bullas, y el pedir dos tortillas, una de queso, dos jarras de rebujito y un plato de jamón desde tercera fila de barra de caseta haciendo aspavientos para que el camarero te eche algo de cuenta ya pasó a la historia. Ahora, incluso te da tiempo hasta darle las buenas tardes al camarero, que también es importante.

Y otra de las razones por las que hay más hueco en los bares de las casetas es porque muchos feriantes ya se saben algunos truquillos para que la Feria les salga algo más baratita. Hay uno muy sencillo y que cada día que pasa se está poniendo más de moda. No coja usted el teléfono móvil y se ahorrará ese doloroso trance de que ese compañero de trabajo al que le dijiste que tu casera era tal se plante allí con sus dos niños, su hermano y su cuñada con ganas de comérselo y bebérselo todo metiéndose las manos en el bolsillo únicamente para sacarse el pañuelo.

Aunque claro, también está quien se da cuenta de que le intentan dar esquinazo y lo reprocha abiertamente. "Mira, tengo 35 años y muchos tiros en la Feria, así que no me digas el viejo truco de que no oyes el móvil", recriminaba ayer un feriante a otro con cara de pocos amigos y gesto de haberse quedado más sólo que la una, compuesto y sin farolillos.Y estos datos los corroboró el concejal de Fiestas Mayores del Ayuntamiento, Gregorio Serrano, quien explicó a Radio Sevilla que los sevillanos este año estaban acudiendo al Real después de haber comido en casa para así gastar menos dinero, que el coche particular se estaba usando muy poco -el precio de la gasolina no está para muchas ferias- y todos los días se estaban quedando plazas en los aparcamientos porque el personal prefiere ir andando o en autobús.Desde hoy, la Feria encara su recta final y aunque el fin de semana el Real suele llenarse, hasta el palo de la bandera, como quién dice, parece que este año habrá sitio para todos.

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