Al fin llegó anoche uno de los títulos con más expectación de la temporada lírica sevillana. Después de tres años, la ópera barroca volvió a tomar el escenario principal del Teatro de la Maestranza con la representación de la obra lírica más popular de Haendel, Julio César. El imparable contratenor Lawrence Zazzo encarnó a un emperador que tuvo en Cleopatra (Elena de la Merced), una partenaire de gran nivel.
En el foso, la Orquesta Barroca de Sevilla, uno de los tesoros de la ciudad, estuvo dirigida por el especialista Andreas Spering. Y la producción, controvertida aunque muy luminosa, de Herbert Wernicke puso el broche a una función que se repetirá mañana, y también los días 26 y 28 de noviembre. Todavía quedan algunas entradas disponibles.
