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Una operación de alto riesgo que se ha cerrado con éxito

Operación compleja y arriesgada. A nadie se le escapaba que el relevo de Chaves no iba a ser fácil. Máxime cuando se acometía un proceso de este tipo desde el poder y sin mediar derrota electoral alguna...

el 16 sep 2009 / 01:53 h.

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Operación compleja y arriesgada. A nadie se le escapaba que el relevo de Chaves no iba a ser fácil. Máxime cuando se acometía un proceso de este tipo desde el poder y sin mediar derrota electoral alguna, circunstancia que, por sí misma, podría haber justificado cualquier intervención que en este sentido que se hubiera hecho. La dificultad era tal, que el propio Zapatero encargó un seguimiento informativo muy minucioso dada la inquietud que le generaba. A pesar de lo que se ha dicho al respecto, no estábamos ante casos como los de Castilla La Mancha o Extremadura. En el primero de ellos, la marcha de José Bono se planteaba con menos incertidumbres. Su escaso peso poblacional y electoral y la cómoda posición que mantenían frente al PP, despejaban suficientemente el camino. En cuanto a Extremadura, hay que recordar que el relevo se vio forzado por la decisión del propio Juan Carlos Rodríguez Ibarra tras sufrir un infarto de miocardio. Aquí, en cambio, se afrontaban los cambios cuando apenas había pasado un año del triunfo electoral del PSOE obteniendo una cómoda mayoría absoluta y bajo un liderazgo de Chaves sin cuestionamiento alguno.

Ataque de dignidad

Con ese marco de referencia, los acontecimientos se precipitaron dando lugar un proceso que se ha desarrollado de forma rápida, sorprendente y, a tenor de las distintas valoraciones realizadas, con un notable éxito, más, incluso, del que se podían esperar sus promotores. El desencadenante de todo puede, tal y como se ha dicho, que esté en los primeros sondeos que se conocieron en donde Chaves suspendía. Ese dato por sí mismo, sin embargo, no causaba más preocupación de la necesaria. Sí, en cambio, determinados movimientos que el mismo Chaves había detectado de algunos de sus colaboradores más cercanos, para propiciar su sustitución por otra persona, utilizando, además, de forma inapropiada, su nombre así como el de Zapatero avalando supuestamente dicha actuación. Sin embargo, ninguno de los dos estaba detrás de estos movimientos que cada vez se hacían con más descaro. De ahí viene el ataque de dignidad de Chaves cuando en discreto encuentros con periodistas afirmaba con contundencia que "a él nadie le iba a echar a empujones."

Fortaleza de Chaves y del PSOE andaluz

También llegaba a decir que sería él quien pondría fin a este peligroso juego que se estaba desencadenando a su alrededor y que lo haría a su forma. Pues ahí están los hechos. En apenas dos semanas se ha producido su marcha al gobierno central, en la cartera ministerial y el rango político que él pretendía y designando, además, a la persona que había pensado desde un primer momento, José Antonio Griñán, una vez que se logró convencerle para que asumiera esa misión. Y todo se ha hecho sin trauma alguno, con el pleno respaldo de su partido y, no podía ser de otra forma, del mismo Zapatero. Precisamente, aquellos que pensaban que sólo con pronunciar su nombre se les iban abrir las puertas del cielo se han equivocado estrepitosamente. El mayor error que han cometido ha sido subestimar el capital político y humano del propio Chaves y, también, la capacidad y fortaleza del PSOE andaluz. No hay más.

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