Una presidenta con estrella

100 días después de llegar al cargo, Susana Díaz ejerce su liderazgo y emerge como referente de un gobierno al ralentí

el 15 dic 2013 / 10:15 h.

CONGRESO EXTRAORDINARIO DEL PSOE-A “Soy Susana Díaz Pacheco y ésta es mi investidura”. La frase se la dedicó la presidenta al líder del PP andaluz, Juan Ignacio Zoido, en su estreno. Dejaba claro la sucesora de José Antonio Griñán, la primera mujer al frente del Gobierno, que pisaba fuerte y no iba a dejarse arredrar por más dudas de legitimidad y sombras que quisieran proyectar sobre su mandato. Díaz (Sevilla, 1974) cumplirá mañana cien días en el Gobierno y ella misma se declaró conocedora de que no le iban a conceder esa gracia. Llegaba al cargo 15 meses después de las últimas elecciones, con un millón de parados en la comunidad, el escándalo del caso ERE acorralando a la Junta y una coalición con IU no exenta de dificultades. Desde el primer minuto llamó a volver a conectar con la calle y desplegó su temario: lucha contra la corrupción, transparencia y el paro como gran enemigo. Su mensaje: cambio. De ahí se ha movido poco, aunque nadie puede discutir que ha extendido con éxito su discurso y ha marcado estilo, incluso más fuera que dentro de Andalucía, levantado una gran expectación en la política nacional y emergiendo como referente de una nueva generación en el PSOE. El PP andaluz lo tiene claro. Díaz es “una estrella fugaz” que más pronto que tarde se apagará. La oposición carga las tintas en la corrupción y en la inacción del Gobierno. Sus socios, IU, se muestran satisfechos e incluso le dan un “notable” que “acabará en sobresaliente” (según Europa Press). El balance arroja luces y sombras y más titulares que hechos. Díaz tomó posesión con la promesa de ser “implacable” contra la corrupción y limpió su Gobierno de cualquier rastro del caso ERE, relevando a cinco consejeros. Sin embargo, el caso de UGT le ha estallado en las manos y las sospechas sobre el desvío de fondos públicos destinados durante lustros a la concertación social ensombrecen su mensaje. La Junta aún no ha decidido si se personará contra el sindicato hermano en la causa judicial abierta. Díaz ha abogado reiteradamente por asumir errores y “abrir en canal” el modelo económico andaluz, caminando hacia otro sistema productivo. Sin embargo, de su gran apuesta económica no se sabe más que el Gobierno andaluz ha cambiado los criterios de su plan contra el paro sin evaluar el funcionamiento o los resultados de esta medida y que en el Ejecutivo apuestan por replantear el tradicional modelo de concertación tripartita entre Junta, sindicatos y patronal, cuyo convenio vigente expira este mes. ¿Cómo? ¿Hacia dónde? Aún no dan pistas. Tampoco se ha aprobado aún ninguna de las medidas lanzadas dentro de su pacto por la regeneración política. Ni se ha reformado la Cámara de Cuentas, ni hay acuerdo para impedir las donaciones privadas a los partidos y se siguen sin anticipar los contenidos del Consejo de Gobierno. Tampoco la ley de transparencia y la de participación ciudadana han llegado al Parlamento, como se prometió. Díaz, que fue víctima de un escrache por parte de alcaldes del PP, inició la presidencia con una agenda salpicada de encuentros con los principales regidores andaluces –todas las capitales están en manos populares– y desbloqueando proyectos tan enconados como el del metro de Málaga. El diálogo con los alcaldes del PP, brazo armado de una oposición que naufraga en otros ámbitos como el Parlamento, está lleno de altibajos. Los populares ya han anunciado que arrancarán 2014 con protestas de sus regidores en la calle –en 2015 hay municipales– y conflictos como el de la dependencia, con el plante del ayuntamiento de Jaén a los servicios de ayuda a domicilio por los impagos de la Junta, avivan aún más esta confrontación. De momento, en la cartera de la presidenta hay logros como haber conseguido pactar el Presupuesto de 2014 con IU. Un trámite que no ha estado exento de tirones, debido al recorte de otros 1.220 millones de euros. El tijeretazo en las nóminas de los funcionarios fue el gran punto de fricción. El pacto de Gobierno, aunque PSOE e IU insisten en que es sólido, se ha erosionado más en los últimos dos meses que en todo el año anterior. O al menos, han puesto menos cuidado en no airear sus diferencias. La personalidad de Díaz y el hecho de que el coordinador regional de IU, Antonio Maíllo, esté fuera del Gobierno son dificultades añadidas, admiten desde ambos partidos. Además la presidenta de la Junta no ha dudado en desairar algunas de las propuestas lanzadas –sin consenso previo– por sus socios, como la promesa de pagar las facturas de la luz y el agua a las familias más desfavorecidas. Díaz aseguró que no le gustan “los titulares a costa de los más débiles” y dentro del PSOE ha llamado a no acomodarse en la coalición y aspirar a volver a gobernar “sin hipotecas”. El banco público andaluz comienza a tomar forma –aún solo hay conclusiones de un grupo de trabajo– y el banco público de tierras, la gran aspiración de IU, sigue sin estar definido. Tampoco se han tomado medidas para la reforma del sector público –Díaz prometió constituir una comisión de expertos–. El Gobierno andaluz sí que ha respondido con firmeza a uno de los grandes desafíos del Gobierno central, la ley de educación, con una advertencia en toda regla de que no admitirán los planteamientos más ideológicos. La socialista se reunió con Rajoy el pasado 10 de octubre pero las relaciones entre Junta y Gobierno han cambiado poco. El último recurso contra la ley andaluza para frenar los desahucios o la advertencia del Ministerio de Hacienda por el incumplimiento del déficit lo atestiguan. Ahora, con el desafío catalán en forma de referéndum independentista, quizás la socialista vuelva a acercarse al líder del PP. En el discurso de la “unidad”de España, como en el de la lucha contra la corrupción, Díaz presume de que no le gana nadie. En Andalucía, la oposición se lo regala. El PP anda buscando líder y como advirtió el alcalde de Granada están “dejando sola a Susana Díaz, para que esté ahí cacareando”. En el PSOE, el liderazgo de Díaz es indiscutible y ha sonado para saltar a Ferraz. Dicen que tiene estrella ¿será fugaz o supernova? Es la que más brilla de un Gobierno cuyos consejeros socialistas siguen teniendo una presencia muy discreta. Ella cuando puede bromea: “Ni antes desayunaba niños crudos por la mañana, ni ahora es para tanto”.

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