¿Cómo se puede ahorrar lo suficiente para comprar cuatro casas y seis buenos coches si el único dinero que entra viene de la venta ambulante? Esa misma pregunta se formuló la Audiencia Provincial de Sevilla, que ha condenado a cuatro años y tres meses de cárcel a una mujer de Dos Hermanas por blanquear dos millones de euros que no se ajustaban con su trabajo de vendedora de cortinas en un mercadillo y sí por un asunto de tráfico de drogas.
La sentencia de la Sección Primera, a la que ha tenido acceso Efe, explica que la acusada D.F.B. compró su primera finca en Dos Hermanas en 1997, cuando tenía 18 años. Hasta 2006 fue adquiriendo inmuebles y vehículos con el dinero procedente del tráfico de droga al que se dedica su compañero, sobre el que actualmente pesa una condena por poseer un alijo de 30 kilos de heroína.
La mujer, por tanto, ha ayudado durante casi una década a su compañero a "ocultar y disimular el origen ilícito de las ganancias obtenidas" de la droga y "posibilitando el uso de ellas" por ambos, dictan los jueces.
La sentencia precisa que la acusada "compró gran cantidad de vehículos" que seguidamente vendía. En la actualidad es titular de una Yamaha, un Polaris, un Opel, un todo terreno Toyota y dos furgonetas, cuyo valor total asciende a 45.665 euros.
Además de estas adquisiciones, ha comprado a lo largo de los últimos años cuatro fincas y naves en Sevilla y Dos Hermanas cuyo valor actual en el mercado es de 1,9 millones "pese a la situación recesiva del sector inmobiliario". Para más inri, entre 2003 y 2005 tuvieron en sus cuentas bancarias ingresos de 56.583 euros.
Los jueces entienden que los emolumentos son incompatibles con su actividad como vendedora ambulante de cortinas, pues aparte de ello no se conocen "ingresos ni actividad laboral o económica alguna".
La sentencia impone a D.F.B. cuatro años y tres meses de cárcel por un delito de blanqueo de capitales y el pago de una multa de 2,1 millones de euros, en una sentencia que incluye el comiso de los bienes adquiridos durante este periodo de tiempo.
La acusada es una madre de tres niños pequeños que se había acostumbrado a que el dinero recibido por el blanqueo de capitales por la droga "era su medio de vida".
La sentencia precisa que sus gastos "denotaban un alto nivel adquisitivo, inusual en una persona con pocos años de posible vida laboral y con cargas familiares". De hecho, hacía sus compras en metálico y sin recurrir a los préstamos.
Los jueces han optado por una condena en su tramo superior, debido a que se trata de un delito de "suma gravedad", con unas operaciones de blanqueo que se prolongaron durante al menos una década.
