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Unas 2.500 personas se concentran para protestar contra el aborto

De nada sirvieron las llamadas a la calma y al respeto de la consejera de Salud, María Jesús Montero, y del Defensor del Pueblo Andaluz, José Chamizo. Los 600 participantes de 48 países que han asistido al IX Congreso de la Federación Internacional de Profesionales del Aborto y la Contracepción (Fiapac) tuvieron que soportar durante toda la madrugada y, en especial, desde las 12.12 horas cuando comenzó el acto antiabortista, gritos de ¡Asesinos, asesinos! ¡Mafiosos abortistas!, ¡Verdugos! o ¡Fuera matarifes!

el 23 oct 2010 / 12:17 h.

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Foto: Paco Puentes/nPhoto

Unas 2.500 personas según los datos del Centro de Coordinación Operativa (Cecop) del Ayuntamiento de Sevilla -10.000 según los organizadores-, comenzaron a concentrarse en la esquina de la avenida de la Borbolla con Doctor Pedro de Castro donde los organizadores -asociaciones como Derecho a Vivir y Hazte Oír, el Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla y el de Coria del Río, aunque también había presencia de la Comunión Tradicionalista Carlista e incluso de Falange- habían montado un escenario y potentes amplificadores de sonido.

Pero los problemas empezaron mucho antes. Eva Rodríguez, representante en Andalucía de la Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo (ACAI) y organizadora local del congreso, señalaba como de madrugada, cuando volvían de cenar sobre la 1.15, no les dejaron entrar en el hotel, insultándoles y empujándoles, y tuvieron que volver a llamar a la Policía, que se había ido. A los participantes les pidieron "por seguridad" que salieran "lo menos posible, pero toda la noche les han estado gritando asesinos", situación que corroboraba una participante italiana. Y eso que muchos de ellos han venido a esta edición del congreso, la novena, por la atracción que despierta Sevilla: "Una de las razones por las que han venido más congresistas que a otros congresos es por Sevilla, y es una pena que no puedan disfrutar. Y también para los comerciantes de la ciudad".

Así, muchos de ellos seguían las consignas (Vida sí aborto no, Ni un euro más para abortar, Sevilla no se humilla...) detrás de las cristaleras del hotel, incluso haciendo fotos y sorprendidos de lo que había fuera. Los pocos que se atrevieron a salir, de dos en dos, de tres en tres, fueran participantes del congreso u otros clientes del hotel, tenían que aguantar los abucheos, insultos y amenazas veladas de los más próximos a la valla.

Fuera, tras el cordón policial, familias enteras, desde niños a ancianos, enarbolaban pancartas, banderas, globos, y mostraban a voz en grito su rechazo a que Sevilla acogiese este congreso. Poco después de la una de la tarde se dio por concluida la concentración, si bien muchos prefirieron quedarse para no dejarlos salir.

 

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