Nada más comenzar la campaña, los políticos dejan a un lado hábitos preocupantes o vicios insanos. En su historial médico no hay enfermedades graves ni sobresaltos y, si los hay, se pueden contar con los dedos de la mano. Así son los candidatos en plena vorágine electoral: puro anti-estrés.
Un ritmo tan elevado tantos días es fácil que dé sustos a más de uno, pero entre los recuerdos de campañas sólo hay un precedente: el infarto de miocardio que en 1993 sufrió el por aquel entonces líder de IU, Julio Anguita.
Ese precedente tuvo continuación con el tumor de pulmón detectado al candidato de CiU, Josep Antoni Duran i Lleida. Pero eso no fue por estrés, pues pone celo en el cuidado de su salud: no fuma, no es asiduo a la bebida, las comidas las mide con escrúpulo y en cuanto puede prepara una mochila y se va al gimnasio, como hace el dirigente del PP por Madrid, Eduardo Zaplana.
Dieta. El número uno de ERC, Joan Ridao, apenas bebe -"ni siquiera vino"-, no se acuesta más allá de las doce, come ligero y aunque no hace mucho deporte ingiere a diario dosis de vitamina C para escaparse de los catarros. El candidato de IU, Gaspar Llamazares, también combate el ajetreo con largas horas de sueño y una dieta equilibrada.
De Zapatero, quienes forman su entorno recalcan su carácter tranquilo, que nada y corre a diario y huye de las comidas opíparas. Y con el líder del PP, Mariano Rajoy, pasa lo mismo: por mucho que le gusten la buena cocina y fumar puros. Todo sea por aguantar el duro ritmo de campaña.
