Puede ser una de las mejores noches, sin duda. La de la transición de un año a otro. En la que decimos adiós a 12 meses y damos la bienvenida a otros tantos. Pero hay quien se encarga de hacernos la pascua, en el peor sentido de la palabra. No puedo entender cómo, habiendo tantos controles como dicen que hay en la venta ilegal de petardos, hay tanta mercancía suelta por ahí. Si en Sevilla capital es un problema, en el Aljarafe es un escándalo. Y que no me vengan con tradiciones ficticias. Dar la nota y molestar al vecino no puede ser motivo de indulgencia para nadie. Si uno quiere ser respetado, lo primero que hay que hacer es respetar al prójimo. Es posible que, por el motivo de los Reyes Magos, volvamos a tener decibelios sueltos por ahí a granel. Rogaría a las autoridades que se aplicaran para que no nos sobresalte algún inconveniente. Tampoco es tan complicado, porque más que petardos, ya lanzan bombas. Y hacen mucho ruido.
